Cuando eres pequeño y lees cuentos antes de dormir, usas normalmente, la mano izquierda para sujetar el libro, la derecha para pasar página (de momento), y los ojos para llevar lo que ves al cerebro y allí es donde te montas tus películas y te imaginas lo que estás leyendo. Esto sale bastante barato.
Resulta que hay gente que se toma la molestia de quitarte el trabajo de pasar página y de usar tu imaginación y ya ellos te montan la película para que no te la tengas que montar tu en tu inocente cerebrito.
Esta gente, que lo hace con la sana intención de forrarse, tiene la costumbre de cagarla, lo que hace que muchos individuos lo primero que dicen cuando acaban de ver una película, sobre todo, para que los allegados véan que es un tipo leído es lo siguiente "me gusto más el libro", como las dos ratas de biblioteca que se estaban comiendo la tapa de un DVD.
Esta que nos trae aquí, es una de esas escepciones en las que los que se han leído el cuento no te están dando el coñazo de que la peli no tiene nada que ver con el libro, incluso dicen que es mejor, rara avis.