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Ara rating:
5
5.7
11,993
Musical. Comedy. Drama
Recounts a fable of a pop rock band formed a year after the Beatles took America by storm in early 1964. Jazz aficionado Guy Patterson, unhappily toiling in the family appliance store, is recruited into the band the Oneders (later renamed the Wonders) after regular drummer Chad breaks his arm. After Guy injects a four/four rock beat into lead singer Jimmy's ballad, the song's undeniable pop power flings the Wonders into a brief ... [+]
Language of the review:
- es
December 26, 2014
3 of 4 users found this review helpful
Una día cualquiera te encuentras en la tele con esa canción tan pegadiza que te aprendiste a los 11 años. No sabías lo que decías, solo repetías sonidos mientras bailabas. Resulta que es parte de una película a la que te enganchas por nostalgia, y ese estribillo de "doing that thing you do" será lo mejor que te pase durante los siguientes 90 minutos (o lo que dure).
Porque lo que descubres es una película bastante convencional. Le cambias el nombre del director por uno de desconocido, le sacas los 3 o 4 actores conocidos del reparto (incluido el propio Hanks), y lo que te queda es un film de sobremesa al uso. Aunque al menos no se vende a sí mismo como caviar. The Wonders es, ante todo, sincera en sus intenciones. Como espectador te da la opción de elegir, mostrando sus cartas sobre la mesa desde el primer minuto. Y eso también se agradece.
Así que, ¿qué se necesita para disfrutar de The Wonders? Pues un gusto específico por una o varias de estas premisas:
1- Estética de los 60 en su faceta más alegre y nostálgica.
2- Reminiscencia beatlesca: pop-rock de la época con griterío de groupies histéricas de fondo.
3- Gusto por los biopics de grupos o cantantes, ya sean reales o ficticios.
Si ninguna de las tres te atrae acabarás dormido y vencido por el sopor. Si por el contrario eres de los/las que, como yo, bailaste "That thing yo do" como si no hubiera mañana, pasarás un rato agradable. Previsible y plagado de escenas y estereotipos mil veces vistos, pero agradable.
En spoiler, más sobre los personajes.
Porque lo que descubres es una película bastante convencional. Le cambias el nombre del director por uno de desconocido, le sacas los 3 o 4 actores conocidos del reparto (incluido el propio Hanks), y lo que te queda es un film de sobremesa al uso. Aunque al menos no se vende a sí mismo como caviar. The Wonders es, ante todo, sincera en sus intenciones. Como espectador te da la opción de elegir, mostrando sus cartas sobre la mesa desde el primer minuto. Y eso también se agradece.
Así que, ¿qué se necesita para disfrutar de The Wonders? Pues un gusto específico por una o varias de estas premisas:
1- Estética de los 60 en su faceta más alegre y nostálgica.
2- Reminiscencia beatlesca: pop-rock de la época con griterío de groupies histéricas de fondo.
3- Gusto por los biopics de grupos o cantantes, ya sean reales o ficticios.
Si ninguna de las tres te atrae acabarás dormido y vencido por el sopor. Si por el contrario eres de los/las que, como yo, bailaste "That thing yo do" como si no hubiera mañana, pasarás un rato agradable. Previsible y plagado de escenas y estereotipos mil veces vistos, pero agradable.
En spoiler, más sobre los personajes.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
Si lo mejor de la película es la estética y la música, lo peor es la caracterización de los cuatro componentes de The Wonders.
En resumidas cuentas, son tres chalados y un cuerdo. Y el cuerdo es el único que sobrevive a la fama y al que se le intuye una proyección futura. Es el más inteligente, le gusta el jazz -que en películas así es sinónimo de gustos musicales selectos-, y se para a pensar las cosas antes de hacerlas. También tiene ese aura de soberbia de quien se sabe mejor que sus compañeros e intuye que, al final, se llevará a la cama a Lyv Tyler.
Los otros tres son:
- Un ligón con aspiraciones a ludópata. Y para que quede claro, persigue a las chicas con desmesurado afán y lo vemos jugar cada dos por tres. Abandona el grupo por casarse con una fulana en Las Vegas, no vaya a ser que nos quede alguna duda de quién es y qué representa. Muy comedido todo.
- Uno con pinta de gay reprimido, y que quizás por eso sueña con ser marine. Su final es el más hilarante, dejándolo todo por una jornada con sus futuros compañeros de cuerpo en el Disney de California.
- El malo. Prepotente y altivo, se cree mejor que los demás y desprecia con total intención a la Tyler. Porque, como siempre, de su desprecio depende que todos aprobemos que la futura elfa acabe con el prota. Una vez más, personaje pasado de vueltas, y cuyos defectos se nos repiten escena tras escena por si no nos habían quedado claros.
De secundarios tenemos a habituales como la familia humilde pero bonachona que sigue la carrera de su hijo desde el sofá de casa, o el botones gracioso que empatiza con la pareja protagonista y lanza coletillas simpaticonas.
Este "nada nuevo bajo el sol" es el que provocará deserciones entre quienes no sientan cariño por las premisas antes citadas.
En resumidas cuentas, son tres chalados y un cuerdo. Y el cuerdo es el único que sobrevive a la fama y al que se le intuye una proyección futura. Es el más inteligente, le gusta el jazz -que en películas así es sinónimo de gustos musicales selectos-, y se para a pensar las cosas antes de hacerlas. También tiene ese aura de soberbia de quien se sabe mejor que sus compañeros e intuye que, al final, se llevará a la cama a Lyv Tyler.
Los otros tres son:
- Un ligón con aspiraciones a ludópata. Y para que quede claro, persigue a las chicas con desmesurado afán y lo vemos jugar cada dos por tres. Abandona el grupo por casarse con una fulana en Las Vegas, no vaya a ser que nos quede alguna duda de quién es y qué representa. Muy comedido todo.
- Uno con pinta de gay reprimido, y que quizás por eso sueña con ser marine. Su final es el más hilarante, dejándolo todo por una jornada con sus futuros compañeros de cuerpo en el Disney de California.
- El malo. Prepotente y altivo, se cree mejor que los demás y desprecia con total intención a la Tyler. Porque, como siempre, de su desprecio depende que todos aprobemos que la futura elfa acabe con el prota. Una vez más, personaje pasado de vueltas, y cuyos defectos se nos repiten escena tras escena por si no nos habían quedado claros.
De secundarios tenemos a habituales como la familia humilde pero bonachona que sigue la carrera de su hijo desde el sofá de casa, o el botones gracioso que empatiza con la pareja protagonista y lanza coletillas simpaticonas.
Este "nada nuevo bajo el sol" es el que provocará deserciones entre quienes no sientan cariño por las premisas antes citadas.