128/18(17/04/11) Extraño e irregular film noruego rodado en Islandia. Es un kafkiano producto en el que nos presentan una realidad virtual, una ciudad en la que no existen problemas, no existen niños, no existe música, no existen sabores, no existen olores, no existe alcohol, no hay conflictos morales, no existen sentimientos, todos los comportamientos son flemáticos, es una sociedad utópica, la frialdad es el motor, en este sentido recuerda a cintas que han tocado esta temática, ‘1984’, ‘Fahrenheit 451’ o ‘Equilibrium’, esta lo hace de un modo intimista. El hilo argumental tiene como protagonista a Adreas (buenTrond Fausa Aurvaag), un tipo que llega en bus a una estación desértica aislada en medio de la nada y de allí es llevado a una tranquila ciudad, allí le espera un buen trabajo en una oficina, de forma rápida se encuentra con amigos y después se convierte en pareja de una mujer, a pesar de esta aparente felicidad el tipo se encuentra inquieto, es infeliz con este universo tan aséptico, todo es impersonal, gélido, un día siguiendo a un raro hombre da con una rara habitación en un semisótano en la que hay una pequeña grieta por la que entra una delicada música y se huele una sabrosa comida. La cinta posee una atmósfera turbadora, donde se respira una paz inquietante, es una comedia caustica deudora del estilo de hacer cine nórdico, es una reflexión sobre la felicidad, que es la felicidad? Son los pequeños detalles, son tener problemas de vez en cuando, y al superarlos hayas un poco de esa tarta de esa felicidad, la felicidad es lo que haces mientras la buscas, lo demás es ser autómatas sin pizca de humanidad, esta reflexión se queda en la superficie, no profundiza, no rasca y se queda en una irregular propuesta, interesante pero falta de algo más de ingenio a la hora de desarrollar la trama, es lineal, son unas pocas buenas ideas que no saben darle consistencia, aún así posee atractivo. Recomendable a los que gusten de cine que se sale de lo habitual. Fuerza y honor!!!