Primoroso trabajo de escritura de Jason Reitman, “Up In The Air” es una de aquellas películas contadas a la vieja usanza, emulando a los grandes narradores, a los grandes contadores de historias, en definitiva jugando a ser Wilder y saliendo prácticamente ileso en el intento.

Es la película con más empaque de este realizador, un paso firme en su ya sólida filmografía, aunque para entenderla mejor conviene recordar su amplio historial en eso de tratar con temas conflictivos, su curiosa forma de abordarlos, su absoluto compromiso al factor humano, a las conexiones que establecen los individuos, eso es lo que le interesa de veras a Reitman, todo lo demás aunque suene atrevido sirve de “adorno”, para condimentar a su gusto y teñir de comedia un trasfondo definitivamente dramático. La crisis que estamos atravesando así como la pérdida de valores, todo un marco desalentador y deprimente que enturbia nuestro día a día. Aunque no lo parezca la mochila de Reitman carga con esas pequeñas cosas que conforman nuestras vidas, que modulan nuestras conductas y nuestra forma de ser. El personaje de Clooney representa de alguna manera el verdugo, el ejecutor, el engranaje que sustenta todo ese escenario que es Up In The Air, ese espacio de evasión, esa realidad ficticia en la que vive el protagonista. Y Clooney está excepcional, sutil, creía que su careto famoso no ayudaría a hacer creíble al personaje, pero me equivocaba, parece escrito a su medida.
Aunque difícilmente llegarás a conectar con el protagonista, por muy Clooney que sea. El vaivén del relato, el devenir de ciertas situaciones, cuesta congeniar con el desarrollo de la historia, siendo este un tanto decepcionante y desangelado, precipitándose en un desenlace que se vive con absoluta frialdad. Puede que la causa este en ciertos pasajes difíciles de creer, como el idilio que comparten Ryan y Alex, un romance falto de pasión y fuerza, por lo que no termino de creerme la evolución existencial que adquiere el protagonista a lo largo del metraje.

Mención especial merecen ese par de actrices en estado de gracia que acompañan a Clooney en este viaje por los cielos de EEUU, tanto la prometedora Kendrick que con su desparpajo inunda la pantalla de frescura, como la sensual y no menos destacable Vera Farmiga.

Así pues como ya hiciera en “Gracias por fumar” y en “Juno” el realizador apuesta por la diversidad, planteándonos dilemas sin respuesta, esbozándonos formas de entender y de vivir la vida, llenando su mochila o más bien su filmografía de preguntas sin una única respuesta correcta: contribuir al negocio tabacalero o mantenerse al margen, tener el bebé o abortar, comprometerse o vivir en soledad…con la diferencia de que esta vez el planteamiento denota un mayor grado de madurez adquirida por el propio autor. Su cine prospera, adquiere nuevos matices, se modera en sus formas y profundiza con más credibilidad en los individuos que conforman sus historias.