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Albatros rating:
1
Romance. Drama At 15, Adele (Adèle Exarchopoulos) doesn't question it: a girl goes out with boys. But she has doubts about her sexuality. Her life is turned upside down the night she meets Emma (Léa Seydoux), a young woman with blue hair, who will allow her to discover desire, to assert herself as a woman and as an adult. In front of others, Adele grows, seeks herself, loses herself, finds herself...
Language of the review:
  • es
March 28, 2014
44 of 59 users found this review helpful
En general, el sexo me parece un recurso barato a la hora de contar historias. Si las escenas de cama de las pelis convencionales me parecen casi siempre tópicas e innecesarias, las películas que basan su argumento en momentos de alcoba directamente me inspiran rechazo. El sexo forma parte de la vida real y del amor, claro, pero no es imprescindible mostrarlo. Es como si por hacer una película sobre gente que come (Tomates Verdes Fritos, El banquete de bodas) hubiese que meter escenas de gente que caga. Forman parte de lo mismo, pero no van forzosamente juntas.
Está claro que películas como esta alimentan el mito erótico masculino del sexo lésbico. No me parece casual que la haya dirigido un tío. Es más: creo que forma parte de una corriente pseudoprogresista que confunde tías en pelotas con apertura de mente. Y no me lo trago: una tía semidesnuda en una peli de autor está tan desnuda como una tía semidesnuda en una peli de Pajares. De hecho, la actitud del cine de Pajares me parece más honesta. El día que nos pongan pollas en la pantalla con la misma naturalidad que tías en tetas, podremos empezar a considerar que hay ecuanimidad.
Por eso, lo que me escama de todo esto (aparte de que me es imposible simpatizar con un señor que ha hecho que sus actrices se sientan poco menos que abusadas…) es que el director (un hombre heterosexual que conoce todo y sabe todo sobre las lesbianas porque el también lo es, claro…) ha reducido una historia compleja sobre el amor, la amistad, la intimidad… en una escena de sexo de 10 min, hecha desde el punto de vista de un observador masculino y heterosexual (qué sorpresa) que reduce a las lesbianas y a las mujeres en general en objetos hipersexualizados cuyas prácticas sexuales son y deben ser aquellas que despiertan los deseos de este público en particular. Como siempre, se reduce a las mujeres (lesbianas o no) a lo mismo. Objetos. Objetos con los que vender, comerciar, excitar… objetos masturbatorios y poco más. El asunto de la cosificación de la mujer es tan preocupante que ni siquiera cuando se quiere criticar se está permitido darle a vuelta. Y por otra parte, creo creo que en este punto al que hemos llegado se ha devaluado tanto la intimidad que a quienes vemos en esas escenas una verdadera violación de la intimidad de dos mujeres se nos acusa de estrechos de mente, fanáticos, mojigatos o cualquier otra cosa.
Seguro que "La vida de Adèle" ganó Cannes por su profundísimo guión y trascendentales diálogos. Las tijeras y las tetas bamboleantes no tuvieron nada que ver.
Albatros
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