La nueva esperanza en cuanto a aventura espacial se refiere pinta pero que muy bien. Sin que sirva de precedente, SyFy ha elaborado un buen producto, veremos la audiencia como lo trata.

Por un lado tenemos lugares comunes dentro del género: exploración de naves abandonadas, sexo en gravedad cero, un buen catálogo de cuerpos celestes (reales), bases, estaciones y muchas naves con su correspondiente bautizo, tampoco quiero destripar el elemento más importante que aparece en los últimos capítulos. Todo genial.

Aunque lo más disfrutable puede ser el enfoque pesimista en la supuesta expansión humana por los rincones del sistema. Aquí y allá, da igual las unidades astronómicas de distancia, se reproducen los mismos problemas que en la sociedad actual y es que The Expanse cambia de escenarios pero no de costumbres. Por lo visto en la primera temporada no difiere en fondo y forma de cualquier thriller político-militar-social (guerra fría, cine negro, corrupción, terrorismo de estado, espionaje, nacionalismos, explotación de las clases más desfavorecidas…)

Veremos si la serie sirve de trampolín para ese ambicioso proyecto llamado Hyperion que el mismo canal temático intentará sacar adelante. Para los profanos de las novelas, sería un “The Expanse” a lo bestia, un clásico absoluto que no me gustaría que cayera en las manos equivocadas.

NOTA
Sigo sin entender como en este país la ciencia ficción (especulativa y/o reflexiva) tiene tan frío recibimiento (más bien poco conocimiento). Siempre se relaciona con sagas fantásticas como Star Wars, marcianitos verdes o algún producto de Marvel. Basta ver como en las grandes librerías mezclan en la misma estantería a Tolkien con Asimov o Lem.