Aronofsky, un director que con su corta filmografía ha logrado impresionarme con maestría. Requiem por un sueño, sin duda uno de los filmes más deliciosos que he visto en largo tiempo, consigue, con sencillez y escaso presupuesto, conmover al espectador con cada pequeño detalle de la originalidad de sus técnicas filmográficas. La fotografía, los diálogos, los planos y secuencias tan conseguidos, dispuestos de tal forma que consiga llegar a lo más hondo del espíritu, conexionando su maravillosa técnica con el mensaje tan dulcemente introducido entre los elementos cinematográficos, que con suavidad y calidez penetra en la mente hasta agarrarse a ella con fuerza.
Como dato sin importancia, o tal vez todo lo contrario diré que tras el visionado de la película por vez primera, tuve que salir al porche de la casita de campo donde la proyectamos para tomar el aire y oxigenar las fuertes sensaciones que me dejaron la huella plasmada en el interior.
Una maravilla como pocas.
Alex Delarge