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micatarsisparticular rating:
8
Drama The story of California's first openly gay elected official, Harvey Milk, a San Francisco supervisor who was assassinated along with Mayor George Moscone by San Francisco Supervisor Dan White. In 1977, Harvey Milk (Sean Penn) was elected to the San Francisco Board of Supervisors, becoming the first openly gay man to be voted into major public office in America. His victory was not just a victory for gay rights; he forged coalitions ... [+]
Language of the review:
  • es
January 17, 2009
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La historia política de los Estados Unidos, un claro ejemplo de progreso y modernidad democrática desde su creación, ha estado marcada por idealistas y visionarios que, a pesar de haber hecho avanzar socialmente a su patria como a ninguna otra, terminaron salvajemente asesinados por sus propios conciudadanos. Este factor perenne en la leyenda negra norteamericana no hace más que evidenciar que el país más avanzado del mundo, tiene en ocasiones un terror abismal al cambio. Para su desgracia, la democracia estadounidense ha germinado en ocasiones regada por la sangre de mártires que perecieron en la defensa de causas nobles, pero muy impopulares en su época. A los Lincoln, Kennedy o Luther King, se les podría unir sin reparos Harvey Milk, un malogrado político californiano que aún a precio de su propia vida, luchó con talento y perseverancia en defensa de los derechos de los homosexuales. Esta cruzada ganada a medias, sigue aún luchándose hoy en día no sin polémica y duras discrepancias, por lo que el arrojo de Van Sant a la hora de defender la causa exige aún en este recién estrenado 2.009, cierto arrojo y valentía. Apoyado en grabaciones reales, el cineasta crea un retrato verosímil, sensible y conmovedor de este carismático e idealista político al que interpreta de manera genial un inspirado Sean Penn. Las aclamaciones al actor, una vez más, son del todo merecidas, pero no es este el único intérprete en estado de gracia dentro de esta Milk. Hirsch, Franco, Luna, Garber, Brolin… todos ellos parecen haberse contagiado del entusiasmo de Penn, protagonizando un continuo pique de talento en el que el mayor recompensado es el público. Milk es, a pesar de algunos perdonables excesos melodramáticos, una gran película política y un nuevo alegato a favor de la igualdad de derechos de todos los ciudadanos que conviven en una democracia. Y una demostración más de que la libertad, como el agua, siempre encuentra un camino por muy altas que sean las barreras.
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