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Endik Larsson rating:
10
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- es
April 3, 2016
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Mucho se ha escrito a estas alturas ya sobre TIBURÓN, una de las obras maestras de la historia del cine y de su autor, Steven Spielberg. Paradójicamente, es también probablemente la película menos personal de Spielberg, ya que trata unos temas que no son los que luego han dado cuerpo a la filmografía de uno de los directores más fascinantes de su generación.
Ni la pérdida de la inocencia infantil, ni la desestructuración familiar tan presentes sobre todo en el grueso de su filmografía hasta mediados de los 90 ni la imagen ensoñadora e idealista que muestra de los EEUU y de todos sus cuerpos estatales desde que dirigió la inefable AMISTAD en adelante están presentes en TIBURÓN, que se presenta así como una rara avis de difícil conexión temática con las demás obras del director de Ohio, pero que resalta y brilla como una de las más poderosas.
Ni la pérdida de la inocencia infantil, ni la desestructuración familiar tan presentes sobre todo en el grueso de su filmografía hasta mediados de los 90 ni la imagen ensoñadora e idealista que muestra de los EEUU y de todos sus cuerpos estatales desde que dirigió la inefable AMISTAD en adelante están presentes en TIBURÓN, que se presenta así como una rara avis de difícil conexión temática con las demás obras del director de Ohio, pero que resalta y brilla como una de las más poderosas.
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Y es que bien deberíamos empezar a analizar esta película desde lo que Hitchcock definió como leit motiv, es decir, un elemento narrativo que es usado como excusa para tratar de algo más profundo y filosófico. Y es ahí donde Spielberg aprovecha la figura del monstruo marino ideado por Carl Gottlieb para hablar de los miedos y la paranoia de la sociedad estadounidense de la época, totalmente deprimida tras perder la guerra en Vietnam.
El tiburón del film es la exteriorización de los miedos de su protagonista, el capitán de policía Brody (inolvidable Roy Scheider) que vive en una isla a pesar de sentir pavor por el agua ("sólo es isla si se la mira desde fuera" llegará a decir el bueno de Brody).
El final del film, con ese duelo westerniano entre el tiburón y Brody no será más que la solución de ese conflicto interno del personaje, que se enfrenta metafóricamente cara a cara con sus miedos.
Es también notable, dejando el apartado filosófico y centrándonos un poco en lo técnico, el magistral uso del lenguaje cinematográfico y de sus elementos que hace Spielberg, que separa el film en dos partes muy concretas:la primera, la de los diversos ataques del tiburón en el que apenas vemos al monstruo, dejando a nuestra imaginación trabajar para aterrarnos aún más ante lo que se nos presenta; y la segunda, la aventura marinera de la caza del monstruo de los tres protagonistas, con la presencia más constante del tiburón y un tono más aventurero.
Una genialidad que permanece en la memoria colectiva como uno de los mayores logros artísticos de una época (los años 70) no corta precisamente, en éxitos de esta envergadura.
El tiburón del film es la exteriorización de los miedos de su protagonista, el capitán de policía Brody (inolvidable Roy Scheider) que vive en una isla a pesar de sentir pavor por el agua ("sólo es isla si se la mira desde fuera" llegará a decir el bueno de Brody).
El final del film, con ese duelo westerniano entre el tiburón y Brody no será más que la solución de ese conflicto interno del personaje, que se enfrenta metafóricamente cara a cara con sus miedos.
Es también notable, dejando el apartado filosófico y centrándonos un poco en lo técnico, el magistral uso del lenguaje cinematográfico y de sus elementos que hace Spielberg, que separa el film en dos partes muy concretas:la primera, la de los diversos ataques del tiburón en el que apenas vemos al monstruo, dejando a nuestra imaginación trabajar para aterrarnos aún más ante lo que se nos presenta; y la segunda, la aventura marinera de la caza del monstruo de los tres protagonistas, con la presencia más constante del tiburón y un tono más aventurero.
Una genialidad que permanece en la memoria colectiva como uno de los mayores logros artísticos de una época (los años 70) no corta precisamente, en éxitos de esta envergadura.