La premisa de arranque es fabulosa: un ataque nuclear en pleno corazón norteamericano que produce la lógica y aterradora huida hacia ¿dónde? En principio, no debería haber huida posible, pero esa explosión sólo es la excusa para que un grupo de vecinos, de un edificio bien, acaben en el sótano-búnker del portero. Es la excusa perfecta para encerrar en un espacio concreto a unas personas y ver cómo se degradan por la supervivencia hasta extremos insospechados.
Los personajes están bien definidos desde el principio: el portero medio chiflado, pero resolutivo; los macarrillas sabelotodo; la parejita feliz; el negro de turno que muere...Clichés bien perfilados desde el principio.
La historia, después de esos minutos iniciales, da un giro y comienza a explorar el camino de cómo se comporta un grupo humano en condiciones muy complicadas, encerrados y con pocas posibilidades de sobrevivir a largo plazo. Ese cambio, provoca la lucha entre grupos, la lucha para erigirse en líder, la degradación moral, del todo vale...El apocalipsis parecía estar fuera, pero en realidad acaba de empezar en el interior de un búnker.
Como película tiene un excelente comienzo, pero después se vuelve un poco irregular, para acabar de nuevo en todo lo alto. Esa irregularidad viene dada por falta de ritmo en el tramo medio, porque algunas de las cosas que van sucediendo son poco creíbles y otras quedan un poco en el aire. A pesar de todo, la película engancha y se deja ver, aunque evidentemente tiene aspectos claramente mejorables.
Lo mejor: el comienzo, el final y algunas escenas memorables.
Lo peor: alguno de los actores dan vergüenza ajena, algunos diálogos son manifiestamente mejorables, lo del baño es un poco raro, ¿no?