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Alvaro_Pelis rating:
10
6.8
65,289
Drama. Mystery
A doctor (Tom Cruise) becomes obsessed with having a sexual encounter after his wife (Nicole Kidman) admits to having sexual fantasies about a man she met and chastising him for dishonesty in not admitting to his own fantasies. This sets him off into unfulfilled encounters with a dead patient's daughter and a hooker. But when he visits a nightclub, where a pianist friend Nick Nightingale (Todd Field) is playing, he learns about a secret ... [+]
Language of the review:
- es
February 28, 2023
8 of 8 users found this review helpful
“Eyes wide shut” es la obra póstuma del genio del cine. Kubrick murió cuatro días después de una sesión privada de la película (aún inacabada) con su familia y los actores. Así que quizá la película no se acabó de postproducir exactamente como quería el director. Aún así, y creo que no soy el único, pienso que es su mejor película, la gran obra mastra entre todas sus obras maestras.
Pero, ¿por qué pienso que “Eyes wide shut” es la mejor película de Stanley Kubrick?
Para empezar, veamos algunos de sus detalles, imprescindibles para entender como la película construye su gramática (pequeños Spoilers hasta el final del párrafo).
La bola iluminada ante Nick (Todd Field) en la conversación en el bar, como si se tratase de un mago oscuro que quiere hechizar a Bill (Tom Cruise) con su bola de cristal. Marion (Maire Richardson) y Carl (Thomas Gibson) como clones de los dos protagonistas, con la misma apariencia física, filmados de la misma manera, mientras Marion intenta acostarse con Bill porque no quiere a Carl, al igual que le podría estar ocurriendo a Alice (Nicole Kidman). La segunda cara de Bill, la cara de su infidelidad, representada a través de la máscara, es descubierta por Alice en el momento en el que descubre, efectivamente, la máscara. El trabajo de la dualidad y el espejismo en todo momento, no solo con los clones de los protagonistas sino también con la presencia de dos personas frente a los personajes: las dos mujeres de la fiesta del principio, los dos hombres asiáticos con la hija de Milich (Rade Serbedzija) (el vendedor de disfraces), las dos prostitutas que flirtean con Bill, etc. La dualidad entre la fiesta del principio (con las caras expuestas y los cuerpos tapados) y la fiesta de la secta (con las caras tapadas y los cuerpos expuestos). La bola de billar con la que juega Ziegler (Sydney Pollack) sobre la mesa roja en el clímax, en representación de lo que hacía él mismo con la bola de humo sobre el suelo rojo en la escena del ritual, o los golpecitos que da sobre la mesa de billar y los golpes que daba sobre el suelo con el bastón. El peligroso y erótico color rojo en contraste con el íntimo y aburrido color azul, dos mundos separados en la película, a veces mezclados por las luces de Navidad cuando Bill ha de decidirse entre los dos mundos.
Pues estos detalles, como decía Robert Mckee en su libro "El guion", se proyectan de una manera tan sutil y orgánica en la narración que el espectador los percibe inconscientemente. Pero su importancia reside en que sin ellos, el espectador no entendería la historia de la misma manera o esta se contaría de una manera menos elegante. Todos los detalles o símbolos tienen un significado, ya sea a nivel superficial o en un nivel más profundo, dejando margen a la interpretación. Por ejemplo, la idea visual mencionada arriba sobre la dualidad entre las dos fiestas de la película, contrapuestas por mostrar o no mostrar las caras y cuerpos de la gente, puede significar muchas cosas según el punto de vista de cada espectador, pero seguro que todas las interpretaciones se relacionarán de alguna manera con la intención de Kubrick. Son estos detalles los que nos dejan con esa sensación de que hemos entendido la película sin entenderla. El apartado visual y ambiental de la película están perfectamente integrados con la narración y las intenciones del director, y eso es algo fundamental que transmite una sensación armoniosa en la totalidad.
La cinematografía es tan calculada y perfecta que me deja con la sensación de que solo un maestro del medio la pudo haber hecho. Esas largas tomas en traveling siguiendo a Bill a veces por delante y a veces por detrás, como representación de su cambio de percepción sobre las cosas. Esos traveling giratorios de la primera fiesta reutilizados en la fiesta del ritual, en representación de la dualidad opuesta de las dos secuencias, siendo la segunda un espejismo sombrío de la primera.
La narración plástica y muda de “2001”, el terror psicológico y fantasmagórico de “El resplandor”, los encuadres milimétricamente calculados de “Barry Lyndon”, el inquietante retrato del sexo de “La naranja mecánica”, el tratamiento lumínico film-noir de “Atraco perfecto”... Todo lo que Kubrick aprendió a lo largo de sus películas, tanto técnica como narrativamente, lo plasma en “Eyes wide shut”. Sobrado pero sutil, con estilo, con elegancia, con una mirada compleja, sabiendo lo que hace. Un obseso del cine que hace cine sobre la obsesión. “Eyes wide shut” es un relejo de Kubrick, su carrera y su legado. Su película definitiva.
La película tiene un ritmo impecable. Este va tan a la par del estilo y la historia, que casi parece que estamos viendo una sinfonía fílmica, un vals en imágenes. La historia avanza sin prisa pero, a la que nos hemos dado cuenta, Bill tiene una perspectiva de las cosas totalmente diferente de antes. No todo lo que vemos es imprescindible para entender la trama, pero lo que no lo es tiene la misma importancia que lo que sí. La mayoría de esas aparentes trivialidades (como la declaración de amor de Marie hacia Bill, o la aparición de la hija de Ziegler con sus amantes) tienen una función simbólica (como he mencionado anteriormente) para generar esa ambigüedad tan característica.
La ambientación por la que pasea Bill, esas calles barriobajeras al estilo Nueva York (aunque la película haya sido rodada en Londres) se diferencian de la “arquitectura de clase alta” en la que se encuentran los personajes al principio. Es como si Bill pasease por unos lugares fuera de su alcance, como si pasease a través de un sueño. Sigo en la sección Spoilers.
Pero, ¿por qué pienso que “Eyes wide shut” es la mejor película de Stanley Kubrick?
Para empezar, veamos algunos de sus detalles, imprescindibles para entender como la película construye su gramática (pequeños Spoilers hasta el final del párrafo).
La bola iluminada ante Nick (Todd Field) en la conversación en el bar, como si se tratase de un mago oscuro que quiere hechizar a Bill (Tom Cruise) con su bola de cristal. Marion (Maire Richardson) y Carl (Thomas Gibson) como clones de los dos protagonistas, con la misma apariencia física, filmados de la misma manera, mientras Marion intenta acostarse con Bill porque no quiere a Carl, al igual que le podría estar ocurriendo a Alice (Nicole Kidman). La segunda cara de Bill, la cara de su infidelidad, representada a través de la máscara, es descubierta por Alice en el momento en el que descubre, efectivamente, la máscara. El trabajo de la dualidad y el espejismo en todo momento, no solo con los clones de los protagonistas sino también con la presencia de dos personas frente a los personajes: las dos mujeres de la fiesta del principio, los dos hombres asiáticos con la hija de Milich (Rade Serbedzija) (el vendedor de disfraces), las dos prostitutas que flirtean con Bill, etc. La dualidad entre la fiesta del principio (con las caras expuestas y los cuerpos tapados) y la fiesta de la secta (con las caras tapadas y los cuerpos expuestos). La bola de billar con la que juega Ziegler (Sydney Pollack) sobre la mesa roja en el clímax, en representación de lo que hacía él mismo con la bola de humo sobre el suelo rojo en la escena del ritual, o los golpecitos que da sobre la mesa de billar y los golpes que daba sobre el suelo con el bastón. El peligroso y erótico color rojo en contraste con el íntimo y aburrido color azul, dos mundos separados en la película, a veces mezclados por las luces de Navidad cuando Bill ha de decidirse entre los dos mundos.
Pues estos detalles, como decía Robert Mckee en su libro "El guion", se proyectan de una manera tan sutil y orgánica en la narración que el espectador los percibe inconscientemente. Pero su importancia reside en que sin ellos, el espectador no entendería la historia de la misma manera o esta se contaría de una manera menos elegante. Todos los detalles o símbolos tienen un significado, ya sea a nivel superficial o en un nivel más profundo, dejando margen a la interpretación. Por ejemplo, la idea visual mencionada arriba sobre la dualidad entre las dos fiestas de la película, contrapuestas por mostrar o no mostrar las caras y cuerpos de la gente, puede significar muchas cosas según el punto de vista de cada espectador, pero seguro que todas las interpretaciones se relacionarán de alguna manera con la intención de Kubrick. Son estos detalles los que nos dejan con esa sensación de que hemos entendido la película sin entenderla. El apartado visual y ambiental de la película están perfectamente integrados con la narración y las intenciones del director, y eso es algo fundamental que transmite una sensación armoniosa en la totalidad.
La cinematografía es tan calculada y perfecta que me deja con la sensación de que solo un maestro del medio la pudo haber hecho. Esas largas tomas en traveling siguiendo a Bill a veces por delante y a veces por detrás, como representación de su cambio de percepción sobre las cosas. Esos traveling giratorios de la primera fiesta reutilizados en la fiesta del ritual, en representación de la dualidad opuesta de las dos secuencias, siendo la segunda un espejismo sombrío de la primera.
La narración plástica y muda de “2001”, el terror psicológico y fantasmagórico de “El resplandor”, los encuadres milimétricamente calculados de “Barry Lyndon”, el inquietante retrato del sexo de “La naranja mecánica”, el tratamiento lumínico film-noir de “Atraco perfecto”... Todo lo que Kubrick aprendió a lo largo de sus películas, tanto técnica como narrativamente, lo plasma en “Eyes wide shut”. Sobrado pero sutil, con estilo, con elegancia, con una mirada compleja, sabiendo lo que hace. Un obseso del cine que hace cine sobre la obsesión. “Eyes wide shut” es un relejo de Kubrick, su carrera y su legado. Su película definitiva.
La película tiene un ritmo impecable. Este va tan a la par del estilo y la historia, que casi parece que estamos viendo una sinfonía fílmica, un vals en imágenes. La historia avanza sin prisa pero, a la que nos hemos dado cuenta, Bill tiene una perspectiva de las cosas totalmente diferente de antes. No todo lo que vemos es imprescindible para entender la trama, pero lo que no lo es tiene la misma importancia que lo que sí. La mayoría de esas aparentes trivialidades (como la declaración de amor de Marie hacia Bill, o la aparición de la hija de Ziegler con sus amantes) tienen una función simbólica (como he mencionado anteriormente) para generar esa ambigüedad tan característica.
La ambientación por la que pasea Bill, esas calles barriobajeras al estilo Nueva York (aunque la película haya sido rodada en Londres) se diferencian de la “arquitectura de clase alta” en la que se encuentran los personajes al principio. Es como si Bill pasease por unos lugares fuera de su alcance, como si pasease a través de un sueño. Sigo en la sección Spoilers.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
Es el paseo de la venganza hacia Alice, por haber tenido fantasías sexuales con otros hombres. Pero es una venganza inconsciente, ya que todos los estímulos sexuales que percibe Bill, que no son pocos, son rechazados o interrumpidos. Las mujeres que ligan con Bill en la fiesta del principio, la hija de Milich coqueteando con él, las prostitutas Domino (Vinessa Shaw) y Sally (Fay Masterson) a punto de tener relaciones sexuales con él… Pero ninguna de ellas se sale con la suya. Así que la película trata aparentemente sobre sexo, pero trata en realidad sobre la mente, los celos y la fragilidad emocional, siempre desde un punto de vista implícito, sin revelar nunca la posición moral de los personajes pero revelando siempre lo que desean. Además, no solo son las mujeres las víctimas en esta película. Siempre que Bill quiere salirse con la suya, utiliza su poder (de cualquier tipo) para ello: el carnet de doctor como si fuese una placa de policía, los sobornos a Milich y al taxista, o la atracción que siente el recepcionista del hotel hacia Bill, por ejemplo. Kubrick transforma a todos los personajes en objetos de deseo. Todos en esta película están a la venta. Todos son prostitutas.
Kubrick refleja lo que para él significa el erotismo: no tanto lo que se muestra sino más lo que no se muestra. El cuerpo como primera atracción y la mente como segunda y más importante. Los ojos que tapamos bajo la máscara y que no deben ser revelados, bien abiertos para observarnos pero bien cerrados para conocernos. Kubrick refleja su vida personal y la relación con su familia en esta película, mientras le sirve como liberación hacia el deseo, el poder y la obsesión, la simultaneidad de deseos irreconciliables entre parejas. De alguna manera, “Eyes wide shut” es su película más personal.
El final, abierto y cerrado a la vez, nos deja con ese misterio surrealista de no acabar de creernos todo lo que hemos visto. ¿Realmente era todo un montaje por parte de Ziegler? ¿Fue Mandy (Julienne Davis) asesinada por la secta o murió de sobredosis sin ninguna relación? ¿Es en realidad todo un sueño de Bill al igual que el sueño que tenía Alice mientras reía? No importan las respuestas, ya que de todas maneras en esta película todo y nada es real a la vez. No importa quien sea Mandy, ya que este personaje no es más que una representación de lo que es o deja de ser Bill, como todo en esta película. Solo sabemos que ahora Bill y Alice han llegado a un punto muerto donde están en paz mutuamente. Cada uno sabe sobre la brutal verdad del otro, así que ahora están en el punto inicial de la historia pero en un estado negativo. Se completan sus transformaciones mediante una conclusión que habla sobre el coste de explorar nuestros pensamientos más honestos y salvajes.
Como siempre en el arte, la obra es una cosa, pero las interpretaciones pueden ser muchas. Y eso es lo más fascinante de la película. Kubrick estaba tan obsesionado con lo oculto en esta película, que ni siquiera a los actores les explicaba de qué iba. Incluso las actuaciones añaden capas de significado sobre las propias capas que ya lleva la historia consigo. Cada uno tiene una explicación diferente de “Eyes wide shut”. Yo nunca sé lo que podré ver en ella la próxima vez que la vea.
Sus múltiples lecturas, su final ambiguo, sus cientos de simbolismos, detalles y matices en armonía con las infinitas historias que cuenta me mantienen todo el metraje pensando en ella, intentado descifrarla, descubriendo la vida a través de la ficción. “Eyes wide shut” es la obra maestra absoluta del director y la película más infravalorada que he visto. Simplemente, el último gran vals de Kubrick.
“Eyes wide shut navega entre la zona que separa la vida de los sueños, la diferencia entre realidad y fantasía, entre acciones y deseos, entre fidelidad y decepción, entre lo consciente y lo inconsciente. Los mejores ejemplos del cine nos pueden guiar a través de estas aguas turbias: basta con dejarnos llevar.” - Rodney Hill.
Kubrick refleja lo que para él significa el erotismo: no tanto lo que se muestra sino más lo que no se muestra. El cuerpo como primera atracción y la mente como segunda y más importante. Los ojos que tapamos bajo la máscara y que no deben ser revelados, bien abiertos para observarnos pero bien cerrados para conocernos. Kubrick refleja su vida personal y la relación con su familia en esta película, mientras le sirve como liberación hacia el deseo, el poder y la obsesión, la simultaneidad de deseos irreconciliables entre parejas. De alguna manera, “Eyes wide shut” es su película más personal.
El final, abierto y cerrado a la vez, nos deja con ese misterio surrealista de no acabar de creernos todo lo que hemos visto. ¿Realmente era todo un montaje por parte de Ziegler? ¿Fue Mandy (Julienne Davis) asesinada por la secta o murió de sobredosis sin ninguna relación? ¿Es en realidad todo un sueño de Bill al igual que el sueño que tenía Alice mientras reía? No importan las respuestas, ya que de todas maneras en esta película todo y nada es real a la vez. No importa quien sea Mandy, ya que este personaje no es más que una representación de lo que es o deja de ser Bill, como todo en esta película. Solo sabemos que ahora Bill y Alice han llegado a un punto muerto donde están en paz mutuamente. Cada uno sabe sobre la brutal verdad del otro, así que ahora están en el punto inicial de la historia pero en un estado negativo. Se completan sus transformaciones mediante una conclusión que habla sobre el coste de explorar nuestros pensamientos más honestos y salvajes.
Como siempre en el arte, la obra es una cosa, pero las interpretaciones pueden ser muchas. Y eso es lo más fascinante de la película. Kubrick estaba tan obsesionado con lo oculto en esta película, que ni siquiera a los actores les explicaba de qué iba. Incluso las actuaciones añaden capas de significado sobre las propias capas que ya lleva la historia consigo. Cada uno tiene una explicación diferente de “Eyes wide shut”. Yo nunca sé lo que podré ver en ella la próxima vez que la vea.
Sus múltiples lecturas, su final ambiguo, sus cientos de simbolismos, detalles y matices en armonía con las infinitas historias que cuenta me mantienen todo el metraje pensando en ella, intentado descifrarla, descubriendo la vida a través de la ficción. “Eyes wide shut” es la obra maestra absoluta del director y la película más infravalorada que he visto. Simplemente, el último gran vals de Kubrick.
“Eyes wide shut navega entre la zona que separa la vida de los sueños, la diferencia entre realidad y fantasía, entre acciones y deseos, entre fidelidad y decepción, entre lo consciente y lo inconsciente. Los mejores ejemplos del cine nos pueden guiar a través de estas aguas turbias: basta con dejarnos llevar.” - Rodney Hill.