Película que uno empieza a ver con ciertos pre-juicios ya que el argumento no demuestra nada nuevo, y que sin embargo luego da un golpe seco en la pantalla para demostrar una personalidad de cine escepcional. Algo se bebe en el agua de Dinamarca que, salvo claras escepciones, da una magia única a las historias que cuenta en su cine, y ahí es donde más o menos empezaria mi crítica....
Actores en su sitio, emociones las justas para el viaje por el espacio, pero cuando se necesitan aparecen como meteoritos; niños dando una talla inusual; situaciones predecibles en las que pierdes como espectador completamente el control sobre ellas, y una banda sonora dandole mecha a todo ese entramado, que dice lo justo, y incluso cuando se excede; resulta agradecido. Una grandísima película, que partiendo de lo común te transporta a una odisea única: con el espacio como fondo, y las emociones como nave espacial.