En nuestra cultura latina tenemos una costumbre que, pese a poder resultar entrañable en un principio, se demuestra terrible en sus consecuencias: Nuestros padres nos acostumbran desde muy pequeños a aquello de "Eres el más guapo, el más listo y el que se merece todo" completamente inconscientes de que con esta actitud nuestros retoños se convierten en personas autocomplacientes e insufribles.

Claro ejemplo de este aspecto nefasto de nuestra cultura lo encontramos en nuestra joven directora, mimada por unas instituciones que han confiado en su proyecto y a la que parece moverla el afán de convertirse en directora más que aportar algo a la cinematografía española.

Un guión flojo, manido, personajes planos, terriblemente estereotipados, sensiblería de folletín propia de Corín Tellado y carencia total de ritmo hacen de este film un producto terriblemente pretencioso e insufrible.

Una verdadera decepción, alguien tuvo que decirle a la directora que se dedicara a otra cosa a tiempo.