Aunque la serie de TV se hizo en Japón (Coproducida por Finlandia), sin duda los Moomin y su filosofía es 100% escandinava. Más concretamente finlandesa, y es que el producto es muy fiel a las historias originales de Tove Jansson. Convivencia, educación y respeto hacia todo y todos, el cuidado por la naturaleza, el diálogo y la inteligencia como solución a los problemas, el enorme valor de la amistad o incluso la ‘tristeza’ por la llegada del invierno son algunas de las facetas más marcadas a lo largo de los 104 capítulos de los que consta. Aunque en principio la serie es para niños, en muchos capítulos la temática va bastante más allá y no se queda en mera diversión infantil, lo cual también le da un toque interesante para un espectador adulto.

La independencia y soledad de Snusmumriken, el mejor amigo de Moomin (Manrico en el doblaje al español), la avaricia de personajes como Sniff o Stinky, que siempre acaba encontrándose problemas, la ternura de Mamá Moomin y el amor hacia su hijo Moomin, el protagonista, inocente y curioso, que comparte los momentos más dulces de la serie con su ''amiga'' Snorkmaiden (Esnorkita) o la infantil maldad de Lilla My (Pequeña My) entre otros, dejan un conjunto de personajes que conviven en un valle imaginario de Finlandia a las orillas del mar, llevando una vida, ante todo, tranquila, pero no exenta de historias sucesivas a cual más curiosa.

Una pena que la serie pasara de refilón por España, ya que en Escandinavia y en Japón fueron un rotundo éxito. Tuve la suerte de poder verla cuando era un niño y me llena de ilusión poder recuperarla. Si algún día tengo hijos y tuviera que elegir unos dibujos animados para que los vieran, elegiría los Moomin.

Como nota final, ''El último dragón sobre la tierra'' son 20 minutos de poesia pura sobre la amistad. 100% recomendable para cualquiera.