Marcelo Galo (Richard Burton) es un tribuno, que alcanzó su lugar en el ejército romano por la influencia de su familia.

Amante de la vida alegre, todo cambiará cuando desaire en una subasta por esclavos al sucesor de Tiberio, el futuro Calígula, el demente emperador.

Su destino será ir a Judea como castigo, dejando a su amada Diana (Jean Simmons) atrás, en Pascua cuando están ajusticiando al Hijo De Dios, Jesús.

Su experiencia como enemigo acérrimo de los cristianos, su filosofía, sus componentes, destacando su propio esclavo personal Demetrio (Victor Mature), junto a su odio, su entendimiento de la violencia como soldado como única respuesta de la conquista entre hombres, verá como la locura se apodera de él, locura que no es si no el principio de su largo camino como creyente.

La túnica de Cristo, sagrada, será el objeto testigo de toda la gran interpretación que Richard Burton realiza, uno sin duda de sus mejores trabajos.

El papel de Simmons, si bien no brilla tanto como el de Victor Mature, como el futuro gladiador Demetrio, dolorido y sincero, aporta una calma y tranquilidad innatas como suele ser habitual en esta actriz al calor de la historia de amor.

La segunda parte de esta película es "Demetrio y los gladiadores", dejando de lado a Burton, pero no me imagino otra historia sin él.

Burton retrata tan bien, el camino de la falta de conocimiento, de cuestionar todo lo que se cree en adoptar otras formas de pensar tan permorizadamente que es digna su interpretación de la estatuilla.