Con el simple hecho de ser una película de culto, al ir a verla sabes que sólo hay dos opcciones: te encantará o serás incapaz de acabar de verla.

Yo soy de los de la primera opcción. No tenía ni idea de lo que me iba a encontrar -de hecho ni siquiera sabía que era un musical- pero la disfruté desde el primer minuto, con una jovencísima Susan Sarandon y Tim Curry sencillamente espectacular -su mejor actuación sin duda- que usa el rock para reirse de la ciencia-ficción y el terror, pero sobretodo para criticar los convencionalismos sociales de la época y dar la bienvenida a los cambios que ya venían pegando fuerte desde mediados de los sesenta, dentro de una película disparatada, irónica, satírica, irreverente y tremendamente divertida que, si aún hoy resulta original y transgresora, no me quiero imaginar lo que pudo suponer en 1975.

Totalmente recomendada: guste o no, lo que es seguro es que no dejará indiferente a nadie.