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Togo · Noplace
AGF rating:
62,473
Fantasy. Action. Adventure
The warrior Thor is cast out of the fantastic realm of Asgard by his father Odin for his arrogance and sent to Earth to live among humans. Falling in love with scientist Jane Foster teaches Thor much-needed lessons, and his new-found strength comes into play as a villain from his homeland sends dark forces toward Earth. Adaptation of the comic book franchise that launched in 1962.
Language of the review:
- es
May 8, 2011
6 of 7 users found this review helpful
El título de la crítica hace referencia a lo del 3D. Desde Avatar no había visto una película en tal formato y, un año después de la pequeña decepción acerca del supuestamente revolucionario sistema estereoscópico inventado por James Cameron, esperaba que el rollo de las gafitas hubiese mejorado un poco. Pero no.
La única mejoría es que ahora los anteojos te los regalan, así tienes unos propios y no te dan unos con legañas, lágrimas y demás sustancias otrora pertenencia de cualquier sucio ser humano. Pero el sistema tridimensional es, además de desaprovechado en este caso, defectuoso, al menos para, según parece, la mitad de la población mundial. Esto se hace evidente hasta el extremo de lo ineludible cuando aparecen letras en la pantalla y SE VEN (por lo menos un poco) DOBLE (o dobles, no sé cómo es la construcción).
Y es que si James Cameron se gastó medio millar de millones de dólares, o lo que fuera, en diseñar un sistema 3D tan cojonudo y digno de monopolio, y si tengo que pagar 3 euros más por la jodida entrada ya de por sí trapera, QUIERO QUE LAS PUTAS LETRAS SE LEAN BIEN.
Vale. Dicho esto (de extrema importancia y reflejo paradigmático a más no poder de lo absurdo que es el mundo) diré que Thor no es más que una repetición minuciosa más de la fórmula Marvel (no la voy a explicar). La fórmula Pixar es la polla, y la Marvel es más... ¿Por qué no espero al DVD o blurrei?
Pero ello no quita que Thor sea una película con una trama con gancho (la historia del petao rubio este me parece mucho más interesante que la de bastantes superhéroes), de entretenimiento pocas veces ausente, de, por qué no decirlo, grandilocuencia épica entrañable y de espectacularidad (elemento imprescindibilísimo a la hora de ver una película que pueda carecer de cualquier aliciente fuera de la acción) suficiente como para fliparse en algún momento (mención especial para la visita al planeta de hielo).
De regalo, tenemos a un gran Anthony Hopkins haciendo de Odín, hecho que nos permite asegurar que Odín (aunque nunca lo hayamos visto, ni en pintura) se parece a Anthony Hopkins, y no al revés.
La única mejoría es que ahora los anteojos te los regalan, así tienes unos propios y no te dan unos con legañas, lágrimas y demás sustancias otrora pertenencia de cualquier sucio ser humano. Pero el sistema tridimensional es, además de desaprovechado en este caso, defectuoso, al menos para, según parece, la mitad de la población mundial. Esto se hace evidente hasta el extremo de lo ineludible cuando aparecen letras en la pantalla y SE VEN (por lo menos un poco) DOBLE (o dobles, no sé cómo es la construcción).
Y es que si James Cameron se gastó medio millar de millones de dólares, o lo que fuera, en diseñar un sistema 3D tan cojonudo y digno de monopolio, y si tengo que pagar 3 euros más por la jodida entrada ya de por sí trapera, QUIERO QUE LAS PUTAS LETRAS SE LEAN BIEN.
Vale. Dicho esto (de extrema importancia y reflejo paradigmático a más no poder de lo absurdo que es el mundo) diré que Thor no es más que una repetición minuciosa más de la fórmula Marvel (no la voy a explicar). La fórmula Pixar es la polla, y la Marvel es más... ¿Por qué no espero al DVD o blurrei?
Pero ello no quita que Thor sea una película con una trama con gancho (la historia del petao rubio este me parece mucho más interesante que la de bastantes superhéroes), de entretenimiento pocas veces ausente, de, por qué no decirlo, grandilocuencia épica entrañable y de espectacularidad (elemento imprescindibilísimo a la hora de ver una película que pueda carecer de cualquier aliciente fuera de la acción) suficiente como para fliparse en algún momento (mención especial para la visita al planeta de hielo).
De regalo, tenemos a un gran Anthony Hopkins haciendo de Odín, hecho que nos permite asegurar que Odín (aunque nunca lo hayamos visto, ni en pintura) se parece a Anthony Hopkins, y no al revés.
