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Russia Russia · Moscú
Kyrios rating:
6
Film noir. Drama In a small town, robbers rob a bank and a murder occurs, which seems to have been committed by a timid employee of the robbed entity. It is about Leon Poole, who turns out to be the accomplice who had provided the thieves with the necessary information to carry out the robbery.
Language of the review:
  • es
April 3, 2014
4 of 7 users found this review helpful
The Killer is loose (en castellano, el asesino anda suelto) es una película realizada por el director semiolvidado Budd Boeticher, en el año 1956. Ciertamente es una película extraña, con un argumento interesante.

La película empieza mostrándonos la actuación heroica del personaje interpretado por Wendell Corey, un empleado que trabaja en un banco, el cual es atracado en los primeros compases del film. Él mismo forcejea con los asaltantes, aunque en dicha pelea le dejarán inconsciente, consiguiendo atracar el banco con éxito. Sin embargo, las investigaciones de la policía demuestran que Corey estaba compinchado con los atracadores, con lo que se dirigen rápidamente a su casa para detenerlo. Esto es sólo un resumen argumental de lo que sucede en los primeros diez minutos de la película. Pensemos que la obra ya es por sí misma bastante corta (apenas una hora y cuarto de duración) con lo que estas primeras acciones aparecen representadas de una manera bastante atropellada. Boeticher tiene ciertos problemas con el montaje para ofrecer un inicio totalmente equilibrado, y además queda al descubierto las costuras de serie B de la película.

Sin embargo, hay algo muy interesante en este arranque de película, y es claramente el tratamiento del personaje interpretado por Wendell Corey. En un primer momento parece un personaje tímido e introvertido, pero de gran corazón (en la secuencia inicial del banco vemos como es reconocido por un antiguo superior suyo durante la segunda guerra mundial, y la conversación que mantiene con él nos demuestra que ya en el ejercito la gente se burlaba de él), pues se atreve ni más ni menos que con unos asaltantes armados. Sin embargo, la opinión que el espectador se forma de él varía ostensiblemente a lo largo de la película. Primero nos atemoriza, pues durante gran parte de la película es la mayor amenaza de la película (Boeticher sabe jugar con el personaje fuera de campo, a pesar de que nunca sabemos su ubicación exacta, el espectador conoce por los diversos rastreos policiales y víctimas que va dejando a su paso, que el asesino está cada vez más cerca de nuestra inocente pareja). Y sin duda hay planos que llegan a ser bastante intimidatorios (como en la oficina de policía, donde presentan fotografías sobre nuestro asesino).

Sin embargo, El asesino anda suelto no es una simple película de entretenimiento, ni siquiera un thriller de suspense correctamente construido. El asesino quiere vengarse de nuestro agente de policía por haber asesinado a su mujer durante la refriega que le llevo a la cárcel (su mujer muere por error evidentemente), pero en realidad la venganza es una excusa que sirve por dos partes.

Por una parte argumental, para que Boetticher pueda construir la película. Pero la otra, y más importante en un juicio artístico, es que se presenta a un personaje realmente singular. Pese a asesinar a sangre fría al chófer que le debía conducir a la ciudad (en una secuencia realmente cruda), nuestro asesino recala en la casa del antiguo sargento (aquel que se había reído de él durante la primera secuencia de la película), donde mantiene una interesante conversación en la que el guión intenta investigar las raíces del mal, y donde el psicótico queda psicoanalizado después de diversas conversaciones. En cierta manera, Wendell Corey parece un Clark Kent oscuro, que al quitarse las gafas demuestra su lado más visceral y oscuro.

Sin duda la última secuencia de la película es la más meritoria de todas, y es un clímax final que encaja perfectamente con el desarrollo in crescendo de la película. Boetticher sabe crear una secuencia llena de tensión, en la que vemos a nuestro asesino travestirse de mujer para tratar de intentar entrar en la casa del policía, que espera impacientemente a su mujer (que se ha fugado de donde la custodiaban unos agentes). Controlada por unos adecuados tempos, dicha secuencia nos puede recordar lejanamente por el suspense al cine de Hitchock, pero con una frialdad (en el sentido psicótico del término) que no encontramos en el cine del británico.

El asesino anda suelto no es una película fácil de vender. Como ya comentaba, la pátina de Serie B que recubre la película puede desalentar a más de uno. Pero nos equivocaríamos de pleno si simplemente calificáramos la película como un rutinario film de suspense. Es cierto que el desarrollo del film es desigual, pero su singularidad hace que la película sea difícilmente comparable con otras películas del momento. Discursos acerca de la identidad psicótica, sobre si realmente hay algo que motiva al asesino en serie, un análisis sobre el matrimonio en tiempos de crisis e incluso imágenes impactantes y sorprendentes (el disparo a través la botella de leche) componen un film tan fallido como fascinante.

http://neokunst.wordpress.com/2014/04/03/budd-boetticher-el-asesino-anda-suelto-1956/
Kyrios
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