Empezaré diciendo que no estamos ante una mala película; aunque diré que -al inicio, después de los consabidos anuncios, ya acomodado en mi butaca, apagada la luz y la sala a obscuras, dispuesto a cambiar un par de horas de mi realidad por la ficción- esperaba un poco más.

Hay muchos elementos que presagiaban algo mejor: esa Alemania post-nazi huyendo de si misma, esa historia de amor entre alguien que empieza a amar y alguien que hace tiempo dejó de amarse, esa historia terrible que todos podemos llevar dentro, la estimable filmografía de Stephen Daldry (Las horas, Billy Elliot), la interpretación de Kate Winslet, el cuerpo desnudo de kate...; muchos elementos positivos, repito, que al finalizar la proyección y encenderse la luz , ya reinstalado en mi realidad, no me fueron confirmados.

El problema está básicamente en el guión, desconozco si también en el libro. La primera parte transcurre con interés, en una muy buena ambientación y una magnífica interpretación con papeles de carne y hueso. En la segunda parte, el film sufre de una parálisis casi total; no se entiende ni la actitud de Michael ni menos la de Hanna, a las preguntas que hago en la zona spoiler me remito. Tampoco esas clases de filosofía del Derecho aportan gran cosa, tan sólo grandilocuencia barata. Me quedo, no obstante, con esa historia de amor imposible y clandestino, de amor verdadero y eterno, de lectura en lectura.