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jastarloa rating:
7
The Take
2004 Canada
Documentary
7.6
1,110
Documentary In the wake of Argentina's spectacular economic collapse in 2001, Latin America's most prosperous middle class finds itself in a ghost town of abandoned factories and mass unemployment. In suburban Buenos Aires, thirty unemployed auto-parts workers walk into their idle factory, roll out sleeping mats and refuse to leave. All they want is to re-start the silent machines. But this simple act - the take - has the power to turn the ... [+]
Language of the review:
  • es
March 11, 2006
9 of 13 users found this review helpful
Un buen documental que emociona cuando otorga la palabra a los que verdaderamente tienen autoridad para opinar: los obreros que quedaron parados, que invita a la reflexión cuando muestra a los cínicos culpables de la crisis (¿por qué hay gente tan egoísta?), y que desconcierta cuando éstos últimos vuelven a presentarse a las elecciones obteniendo mejores resultados de los que a priori serían presagiables (¿por qué el ser humano es el único animal que tropieza ochocientas veces en la misma piedra?).
También es muy interesante el fenómeno de autogestión que surgió "espontáneamente".

Se le puede echar en cara un montaje desordenado, aunque hay que reconocer que es efectivo.
También encuentro la actitud anti-globalización de este documental demasiado maniquea. Y no es que yo esté a favor de la globalización, pero me parece que los problemas del mundo no son causa de un determinado modelo social o de un planteamiento económico, sino de la propia naturaleza humana, que hace que se mezclen personas humildes con ladrones, altruistas con egoístas, comprensivos con intolerantes, con lo que siempre habrá un desequilibrio.
Me molestó la forma de mostrarnos una manifestación que, como todas, tendría dos versiones: la de la policía y la de los manifestantes. Y es que hay algo que nunca entenderé: que los afectados la tomen con unos mandados que también tendrán que alimentar a sus familias, digo yo.¿Por qué siempre –también en este documental– tienen que aparecer los típicos niñatos agresivos, amigos del alcohol sin más ocupación que pedirle dinero a su papaíto para pillarse un ciego en el concierto de turno, entre los desaprensivos que forman barricadas flamantes con mobiliario urbano en primea línea de "batalla"? ¿Por qué no se van a agredir al dueño de la fábrica o a los interesados políticos, que son los realmente culpables, en lugar de encararse con estos funcionarios?
Además, que el legítimo dueño de una fábrica sea un cabrón no quiere decir que los obreros tengan automáticamente el derecho a quedarse con ella –al menos no con las leyes existentes en ese momento–, por muy ofendidos que se sientan, o por muy desesperados que estén. Sabe Dios que es una actitud que comprendo –de echo me identifico con las lágrimas de esa buena gente–, pero que jamás –nunca digas nunca, jastarloa– excusaré.
Bueno, por lo menos el origen periodístico del matrimonio formado por Lewis y Klein les "obliga" a mostrarnos que en el bando contrario a Menem también hay "guachos", como la madre peronista de la coherente Maty (me uno a vuestra propuesta: "nuestros sueños no caben en sus urnas"), cuya misión era recolectar votos para Kirchner entre los analfabetos más desfavorecidos, algunos de los cuales ni siquiera sabían el nombre del candidato al que estaban ofreciendo su apoyo. No me pareció una actitud honesta, por buenas que sean las intenciones.

PD: sólo el que haya comprendido el mensaje de la película entenderá el título de esta crítica sin malinterpretarlo.
jastarloa
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