Enfrentarse a un nuevo capítulo es toda una experiencia, algo totalmente impredecible. Los chistes son tan surrealistas y absurdos que no todos te hacen la misma gracia. Como va por sketchs, lo normal es que al menos te arranquen unas carcajadas, pero cuando tienen el día "malo", no me río ni esforzándome. Eso sí, en los días buenos me río hasta con los collages animados, que suelen ser lo más flojillo.

Cada uno tendrá sus momentos favoritos. Así a botepronto, yo recuerdo los sketchs del psiquiátrico donde hay una planta exclusivamente reservada a los actores teatrales que sobreactúan el papel del Ricardo III de Shakespeare ("¡¡A horse, a horse, my kingdom for a horse!!"), del partido amistoso entre ginecólogos e imitadores de Long John Silver (o sea, cojos), el de la infestación de unas ratas tan grandes que parecen ovejas, el del restaurante cuya "especialidad" es el "spam", etc. En fin, que hay muchos momentos memorables.

Sólo apta para los que estamos como chotas.