Al principio parece que estamos en el "Lolita", en referencia a esa serie tan mala de la Antena 3 estrenada este mismo 2014, pero no, es bastante mejor. Lo malo que tiene "Chicago" es que en realidad opera como dos películas distintas. Por un lado, un musical bastante entretenido, y eso que no me suele gustar el género, trabajado y con personalidad. Por el otro, una comedia dramática o negra que respira tanto cinismo que si no estás avisado te puede provocar una indigestión. Si a alguien se le hubiera ocurrido sustituir a las asesinas por asesinos y a las víctimas masculinas en femeninas, hubiera ido directamente a la cárcel, no estoy exagerando, por apología a la violencia de género. Como no soy igualitario lo tolero más pero aún así el argumento se me antoja excesivamente duro por más que sea una sátira que trata de ridiculizar a los medios de comunicación, la justicia y a la propia sociedad, embrutecida por el espectáculo y el ansia de fama y dinero.

"Chicago" es la adaptación cinematográfica del musical de los años 70 del mismo nombre de Bob Fosse, a su vez inspirado en una obra de teatro de 1926 que, terror, se inspira en unos hechos reales ocurridos en la ciudad, que no capital, de Illinois. La trama alterna con bastante soltura la parte realista y la cantada, que no es más que el reflejo de los sentimientos, una determinada situación o la psicología de los personajes. Aunque todos los números son buenos, el que más me impactó cuando la vi en el 2002 fue el "Cell Block Tango", que claramente homenajea el videoclip del "Good Girls Go to Heaven (Bad Girls Go Everywhere)" (1989) de Pandora's Box, pedazo de tema, de verdad. Del reparto, aunque todos están bien, unos mejor que otros, incluso los secundarios, Catherine Zeta-Jones está espléndida, se llevó uno de los 6 Oscars, de los que destaco además el de mejor película y vestuario, que es fidelísimo pero al de principios de los años 30 no de los 20.