A la espera de que algún director me pise la idea de hacer una comedia con el argumento de "mi novia es una vampira", me tendré que conformar con esta variante pero en plan terror romántico, que quiere decir poco de lo primero y mucho de lo segundo. "La marca del lobo", adaptación libre de "Blood and Chocolate" de la escritora Annette Curtis Klause, tiene un aire a "Crepúsculo" (2008) avant la lettre, más bien entretenidilla, pero con menos presupuesto, gancho y coherencia interna. Por cierto, ya que estamos con las comparaciones, ¿no os parece que Vivian (Agnes Bruckner) se inspira en Alice (Milla Jovovich) de la saga "Resident Evil"?

Más allá de efectos especiales discutibles, batalla final en plan Rambo, como casi todas, poco creíbles, casting muy limitado y dirección tirando a cutre, el principal fallo que le veo a la obra es que patina en la concepción del licántropo. Por ejemplo, ¿les hace falta cazar para vivir? Según Vivian, no. Entonces, ¿Por qué lo hacen? Es más, ¿para qué se convierten? Hablan de una nueva edad de la esperanza pero parece que está queda reducida a darle la razón a los exterminadores de lobos del principio. El ambiente europeo, bienintencionado, pero tras los modernización, comunismo y democracia del siglo XX, Bucarest ha perdido su antigua fascinación.