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Reaccionario rating:
3
Comedy Muriel is a young misfit adrift in a small Australian town called Porpoise Spit. She loves attending weddings just to witness two people starting new lives -- although it seems likely that Muriel herself will never have one. Finally, however, she gets fed up with being an onlooker and decides to take some action: she accepts a blank check from her mother that's supposed to start her off on a career selling makeup, and cashes it in for ... [+]
Language of the review:
  • es
June 2, 2013
3 of 16 users found this review helpful
Telegráficamente resumiré la famosa fábula de Esopo para aquellos que no lo conozcan: una zorra que ansiaba comerse un jugoso racimo de uvas, al ver que no llegaba pese a sus muchos esfuerzos, desistió y para justificarse, soltó "están verdes". Pues esto es lo mismo que le pasa a la protagonista y las que se identifican con ella: "Bah, casarse y querer y que te quieran es una tontería". Pues muy bien, pero no cuela. Casi al final de la película, una antagonista le espeta a Muriel (Toni Collette) y a su amiga Rhonda (Rachel Griffiths) "estoy casada y soy muy guapa" y las dos petardas se ríen como dos memas. Claro como son feas (bueno, son más bien normalitas) y en realidad no las quiere nadie, pues así se consuelan. Dicho lo cual, qué autoestima va a tener una chica guapa si se le dice en la cara que eso no sirve para nada. Ya he dicho que la primera víctima del feminismo es la propia mujer, en especial, la que sigue los roles tradicionales y rechaza esa liberación femenina que es un viaje al fracaso absoluto.

Ahora bien, ya se encargara P. J. Hogan de hacer trampas a porrillo para elevar la moral a Muriel y a sus seguidoras. Para ello, introduce bastante tontería, mucho esperpento y mayor incoherencia. Por ejemplo, como nos queremos cargar esa especie de prototipo femenino tradicional, o al menos así lo entiende el director, pues ponemos unas pseudoamigas que son idiotas perdidas. De este modo, nadie querrá ser como ellas. Y de paso criticamos todo ese conjunto de tópicos como la apariencia física, la moda o el deseo de agradar al otro sexo. Pues Muriel, si esto no te importa ¿por qué cambias tu look por otro mucho más favorecedor? ¿Por qué le ponemos pretendientes a pares? Me da coraje la falsedad la hipocresía de la propuesta. Si añadimos ese igualitarismo ramplón que consiste, en que, por ejemplo, por muchas tonterías que hagas, y Muriel hace unas cuantas bien gordas, eres tan inteligente como los demás, nos sale una chorrada de película por mucha música de ABBA que pongan.
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