Es curioso lo que ocurre con las películas de los hermanos Dardenne. Te puedes encontrar en ellas con lo mejor y lo peor del ser humano, las conductas más despreciables y las más hermosas. La promesa es uno de estos casos.
Despreciable la manera de actuar del padre, Hermosa la respuesta del hijo. Pero al mismo tiempo la conducta del padre también cuenta con el cariño, la belleza de la vida manifestada cuando se cuida de su prole, y la indiferencia del niño en un primer momento, ante esa situación que se vive ante sus ojos.
Es cuando toma el control de esta situación y reacciona sacando a la mujer y su hijo de la injusticia en la que se han visto sumergidos, cuando de verdad vemos un avance, un aprendizaje, la pérdida de la inocencia se hace manifiesta, y donde unos se quedan callados y paralizados por el miedo o la impotencia, él reacciona correctamente.
Es en este punto donde la película acierta de pleno y nos plantea unas situaciones, que por desgracia se repiten con frecuencia a nuestro alrededor.
Es por esto que estamos ante la mejor película de los hermanos Dardenne. Por mostrar la realidad como nunca. Por una promesa cumplida.