Una palabra. Icónica. Vaya manera de cerrar el siglo 20. Un film sobre hackers, tecnología, realidades alternas, falsos mundos virtuales donde no somos lo que creemos. ¿Sigo? Matrix es de las últimas películas de ciencia ficción que lograron crear una cultura, un fandom, un submundo de seguidores donde incluso existen grupos/ sectas que compran la ficción como religión. La vestimenta negra, los látex ¡Dios Mío Trinity! , las referencias a películas geniales como Dark City o Días Extraños y las maravillosas secuencias de acción al estilo de arte marcial del cine chino es solo un poco de tanto de lo que nos dejó este inesperado viaje del héroe. Del único. Del elegido. Es cierto ya lo habíamos visto antes. Pero no así. No así. Algo más además de un Keanu Reeves carismático nos dejó Matrix. Un antagonista legendario de apellido Smith. De fondo un Weaving que a mi criterio es uno de los mejores actores de los últimos años. Matrix fue tan grande que hoy en día las hermanas Wachowsky siguen viviendo de su éxito, de su renta, de su universo. Aquel discurso final de Neo es el manifiesto de una libertad para un mundo brutalmente controlado. Una pasada.