Hermosa historia sobre los encuentros, la esperanza y el amor. Shadowlands es sobre todo un filme que se desarrolla en torno al dolor, el miedo a perder, hay un dialogo que dice maso menos así “Siempre tenemos un primer dolor que nos enseñará y nos hará más fuertes”. Es cierto eso, siempre hay un primer dolor, un primer corazón roto, un duelo, una perdida que nos enseña que como seres humanos somos capaces de aprender, de valorar y sentir. Es complicado el tema, pero Richard Attenborough (conocido sobre todo por ser director de Ghandi) sabe dosificar el filme con elegancia, sentimentalismos (bien hechos) y mucha emoción. Para ello cuenta con un Hopkins siempre magnifico como C.S.Lewis y Winger como Joy Gresham. Esta pareja actoral pone el filme en otro nivel y es una completa delicia sus escenas juntos, sus miradas, su admiración y ese amor casi inhumano que transmiten con sus ojos y cosas no dichas. Shadowlands es eso también, un filme sobre las cosas no dichas.
No es fortuito que el filme gire sobre C.S. Lewis, un autor conocido por sus libros sobre el maravilloso mundo de Narnia y sus ensayos sobre el dolor y la vida. Es por eso que tal vez conociendo más la obra del autor se disfruten mucho más sus diálogos y referencias, hay secuencias con un niño que para los que hemos leído los libros se convierten en un sueño hecho realidad. Es cierto que a Shadowlands hay que tenerle paciencia, está construida sobre el respeto absoluto y amor de sus protagonistas, es para disfrutar esa recreación de diálogos, muchos diálogos y encuentros donde había cosas no dichas. Por eso es que puede parecer algo pesada, pero de fondo también es una las películas románticas más hermosas y sinceras que he visto, un tren que llega tarde, pero que hace encontrar a dos personajes que son apasionados y sinceros hasta la médula. Para los que les guste el cine romántico aquí una opción muy válida, incluso huyendo del melodrama que una historia así puede dar. Elegante y emocional.

8.5/10