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Hartigan rating:
8
Comedy In a British city, four men have a secret plan. Omar (Riz Ahmed) is disillusioned about the treatment of Muslims around the world and is determined to become a soldier. This is the most exciting idea Waj (Kayvan Novak) has ever heard. Better still it's a no brainer because Omar does his thinking for him. Opposed to Omar and everyone else on earth is the white Islamic convert Barry (Nigel Lindsay). He'd realize he joined the cell to ... [+]
Language of the review:
  • es
July 25, 2012
26 of 27 users found this review helpful
Cuando un tema tan delicado como el terrorismo se lleva a una pantalla de cine suele recibir el tratamiento prudente que exige un asunto que puede herir muchas sensibilidades. Y sin embargo, como contrapunto a la evidente seriedad de películas como “En el nombre del padre” o “Munich”, y en pleno apogeo del extremismo islámico, desde Inglaterra llega la primera comedia yihadista.

Quien se pueda sentir ofendido por la asociación de ideas “célula terrorista + desmadre de risas” quizá no debería ver esta película. O quizá sí. Porque la idea principal de “Four Lions” es hacer hincapié en el sinsentido que es el terrorismo y la guerra, en el absurdo de aprovecharse de la fe de unos desgraciados para convencerlos de que la autoinmolación buscando la muerte del enemigo es la vía directa al anhelado paraíso eterno (que pueden ser 100 vírgenes o “la montaña rusa de agua”).

Con esa idea como motor se nos presenta a un grupo de cuatro terroristas yihadistas dispuestos a perpetrar un atentado que acabe con cuantos más infieles mejor, con la firme convicción de que volar cosas los convertirá en héroes radicales, en mártires que cambien el mundo. De la preparación y consumación del susodicho atentado trata la película.

Ya desde el comienzo, en el que estos cuatros intentan grabar un video de amenaza para colgar en internet, queda patente que son todos más tontos que las piedras y no tienen ni idea de lo que quieren hacer ni de cómo hacerlo. Es esto lo que regala los mejores momentos de la película, convirtiéndose en una fuente aparentemente inagotable de gags continuos y realmente brillantes, la mayoría con sobredosis de irreverencia.

Los “cuatro leones” sin duda merecen mención aparte. Omar es el líder del grupo y tiene el dudoso privilegio de ser el que más luces tiene de todos. Antimaterialista y defensor de los principios islámicos, planea convertirse en un verdadero guerrero muyahidin en un campo de entrenamiento pakistaní (irónicamente el antimaterialista Omar trabaja como guardia de seguridad en un centro comercial). Barry, un inglés que se une a la causa, es el más beligerante de todos, y suya es la brillante idea de volar una mezquita para “radicalizar a los moderados” XD. Luego tenemos a Waj. Si los demás son tontos, él es Pichote. Es el paradigma del terrorista manipulable, llevando el concepto más allá de lo absurdo. A diferencia de Barry, Waj se conforma con volar Internet. Y por último está Faisal. Prácticamente no abre la boca en toda la película pero es el protagonista de casi todos los mejores momentos. Sin duda el personaje más explosivo. Su compra de material para fabricar bombas en una droguería da lugar a una conversación realmente memorable. Grande Faisal.

Casi todos son risas, pero no todo. E incluso tras las risas hay reflexiones muy interesantes, sobre todo en las geniales conversaciones entre Omar y Waj, las dudas de éste sobre la bondad de sus acciones y los elaborados ejercicios mentales de Omar para justificarlas da una idea de la empanada ideológica en la que viven.

La mera existencia de “Four Lions” es como mínimo un acto de valor, pero que además sea inteligente, ingeniosa, humana y sumamente divertida sólo puede calificarse como milagro. Todo aquel que haya contribuido a hacer posible esta pequeña joya debería estar orgulloso. Y visto el resultado quizá no sea mala idea relajar un poco los límites morales de la sátira, porque es en su propuesta de reírse de lo grave, de lo delicado, donde “Four Lions”, una comedia osada (casi más osada que cómica), encuentra su mayor virtud y fuerza.
Hartigan
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