Si en 1990 no había nadie que no conocía a Luc Besson ni a Anne Parillaud desde luego que los conocerían por esta película. Una obra que parece, en principio, que no tiene mucho más allá de ser una cinta de acción para pasar el rato; mas nada de eso.

Parillaud interpreta a Nikita, un joven delincuente a la que se le presupone problemas de drogadicción al principio del filme. El personaje interpretado por la actriz francesa tocará su momento más bajo en un robo frustrado y su captura supondrá su renacer: un nuevo yo haciendo el bien en lugar de ser un desecho de la sociedad y juntarse con personas de nulo futuro, salvo quizás uno en prisión.

Durante el principio que viene a funcionar como prólogo, vemos las dotes de pelea de Nikita gracias a todo el tiempo que ha estado viviendo en la calle y que le perfeccionarán en la organización; además, gracias a su nueva vida conocemos otras facetas de ella y se verá que no siempre es una mujer bruta de modales y mal genio gracias a su historia amorosa. Una historia de amor preciosa que funciona tan bien como sus partes con la acción de protagonista.

Buena parte del mérito de que el filme sea mucho más que entretenida reside en la propia Parillaud, una actriz que puede dar vida con total verosimilitud a una Nikita dura y letal y a otra más dulce y cariñosa; del resto del reparto destacar especialmente el papel breve e intenso de Jean Reno, antiguo compinche de Luc Besson del que ha pasado demasiado tiempo desde 'Léon, el profesional', su último trabajo juntos; la dirección del propio Besson y la partitura electrónica de Eric Serra ponen el resto para que la experiencia no sea solo un entretenimiento, sino un producto por encima de la media. Cine de acción de gran calidad.