“Zootrópolis” obra el milagro y se cuela como una joya magistral de la animación. No ya por su entretenimiento o su ritmo óptimo dividido en dos partes. Son los temas que trata y cómo los trata lo que la hace ser una sorprendente ganadora. Puede que en general no resulte para la audiencia en general tan icónica como otras excelentes propuestas recientes como “Up”, “WALL•E”, “Ratatouille” o “Del revés (Inside Out)”, pero desde luego para mí funciona a la perfección y merece ser tan respetada como las mencionadas. O incluso más. Para mí consigue tomarles la delantera en términos comparativos.
El guión imprime una historia original (no es ninguna secuela, reinicio, adaptación o remake; de aplaudir en estos tiempos) con un ritmo muy potente en su primera mitad hasta llegar a una primera resolución y abrir las puertas tras un buen intermedio escaso que da aire a sus personajes y a la historia para cerrarla con otros 25 minutos rápidos y amenos. Siempre envuelve al espectador y siempre lo fascina gracias al reflejo de una sociedad envuelta en teléfonos móviles, pantallas y aplicaciones modernas que puedan denotar grandes avances, pero al mismo tiempo conductas egoístas, separatistas o racistas que nos hacen tomar parte de cómo somos en realidad ante marcadas situaciones primarias o difíciles. Ninguna película de animación reciente me maravilló tanto en estos términos, además de lograr sorprenderme en la resolución de su detectivesca historia de intriga.
La factura técnica (animación, banda sonora, estilo visual o encuadres) es impresionante y genial, como Disney nos tiene acostumbrados.
Los personajes son brillantes, llenos de matices, con sus respectivos momentos de gloria. Lo que más puede dividir es el personaje cantante de Shakira, el cual resulta muy probablemente metido con calzador publicitario con la canción de la película y se le nota una voz que no casa con el resto de voces de la cinta, pero que recupera fondo y sentido en otro momento señalado de la cinta (así como protagonizar momentos divertidos con la aplicación que tiene y que otros personajes disfrutan), lo que hace que el balance sea positivo también.
Superando los posibles problemas de ritmo que las últimas películas presentaban gracias a una historia que (rápida por momentos, o contemplativa por otros) siempre tiene algo importante que dar u ofrecer, entregando una historia con potente reflexión y gran mensaje, y haciéndose eco de las tendencias actuales tanto en referencias impagables como personificadas en sus protagonistas: “Zootrópolis” es de las mejores películas que he visto en mucho tiempo, de las más conseguidas de animación y la mejor de Disney desde “Toy Story 3”.