Ridley Scott está destrozando sus grandes películas con remakes, precuelas y continuaciones que no tienen ningún interés porque a estas alturas de la vida ya las hemos visto mil veces. En Alien Covenant pretende arreglar el desaguisado que perpetró con Prometheus pero no lo consigue porque la historia es repetitiva y rutinaria y carece de la más mínima emoción. Para colmo el guión pretende dar un aire metafísico a la trama con las preguntas que se hacen los personajes sintéticos encarnados por Michael Fassbender sobre la creación y el sentido de la vida y lo único que hacen es aburrir o caer en el ridículo como en la escena en la que ambos se ponen a tocar la flauta. Los personajes son anodinos, no empatizas con ninguno de ellos y te importa muy poco la suerte que corran. La protagonista Katherine Waterson carece del más mínimo atractivo y se encuentra a años luz del carisma que destilaba la imponente Sigourney Weaber.

En definitiva una aburrida y manida secuela, innecesaria a todas luces como lo fue su antecesora, que decepciona del todo. Si le doy un cinco es porque está bien hecha y porque siempre me han gustado las películas de Alien pero desde luego se están cargando la saga y el señor Scott su prestigio.