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Spain Spain · Tenerife
Quevedo rating:
7
Drama Hackman plays a New York professor who wants a change in his life, and plans to get married to his girlfriend and move to California. His mother understands his need to get away, but warns him that moving so far away could be hard on his father. Just before the wedding, the mother dies. Hackman's sister (who has been disowned by their father for marrying a Jewish man) advises him to live his own life, and not let himself be controlled by their father. [+]
Language of the review:
  • es
December 6, 2011
9 of 10 users found this review helpful
Me parece que puntuar este film con un 5 y pico no se ajusta -bajo mi punto de vista, claro- a la verdadera valía de la obra.

Este viejo drama sobre las relaciones paternofiliales -el inevitable choque generacional está servido-, que deja tras de sí un tufillo inconfundible y tennessiwilliamsesco, se merece mejor valoración que ésa por diversos y muy variados motivos.

El más importante es ese par de actores principales que bordan sus papeles con consumada maestría; un Melvyn Douglas inconmensurable en su rol de hombre hecho a sí mismo, de muy viejos e irrenunciables principios y convicciones a los que no está dispuesto a renunciar ni siquiera por amor a sus hijos; un hombre duro e inflexible, sin fisuras por donde pueda penetrar el más mínimo atisbo de debilidad, y que ahora, en la última etapa de su vida, viejo y solo, se defiende de la adversidad y la vejez enrocándose sobre sí mismo.

Por su parte, Gene Hackman está soberbio en el su papel de hijo corroído por la desazón de sentimientos contradictorios. Viudo de un matrimonio anterior, vive una historia de amor con una doctora con la que desea contraer matrimonio, pero el apego a sus padres y sobre todo a la relación turbulenta que mantiene desde su infancia con la fuerte personalidad del padre, lo mantiene en una indecisión turbia y malsana.

Ya digo, el choque entre generaciones está servido aunque, se sabe, siempre pierde la lucha quien ya no tiene futuro. A nosotros solo nos queda entristecernos al ver como los hombres nos vamos yendo indefectiblemente por el sumidero de la vejez y el olvido, viendo como la vida sigue su curso sin acordarse ya de que nosotros, un día, fuímos también los amos del mundo.

Si os gusta reflexionar sobre este tipo de cosas, no dejéis de verla. Os la recomiendo.
Quevedo
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