Interesante historia y odisea de una madre y su hija en la Italia de Musollini durante la segunda guerra mundial. Es tal el realismo y la austeridad que destilan sus imágenes que te llegas a creer lo que ves y que pudo haber ocurrido perfectamente. Además de sus imágenes, también vemos una serie de personajes muy bien descritos y muy típicos en las películas de guerra, cómo ese pretendiente de Cesira, que se dedica al mercado negro, ese señorito fascista que Cesira va a visitar a su casa y de cómo de rápido hace las maletas cuando se entera de que Musollini lo han detenido, que bien reflejado queda el típico patriota, que cuando ve las orejas al lobo hace maletas con todo lo que ha robado al pueblo.
Es una obra en la que el peso interpretativo recae sobre las dos protagonistas, una Sofía Loren, encarnando a toda una sufrida madre y que madre, que lucha por su supervivencia y por la de su hija, muy bien interpretada por Eleanora Brown, encarnando muy bien la inocencia en un mundo en guerra, donde sufre la peor de las calamidades.
Me gustó el final que tiene, termina donde empieza, en la tienda de Cesira, pero si al principio vemos a una madre sonriente y optimista, ésta vez vemos a una madre triste por lo que le ha tocado vivir a ella y a su hija, pero más fuerte, con una firme determinación de seguir luchando por su vida, como toda buena madre.