Monstruos alienígenas desembarcan en una isla de Irlanda con la intención de chupar la sangre a sus habitantes, ignorantes de que los irlandeses, además de meapilas, son alcohólicos... ¡y ellos son alérgicos a la bebida! Tras esta tontorrona premisa se esconde una mezcla de monster movie y comedia Ealing que se deja ver sin aspavientos, entretenida y bien rodada (tiemblo de pensar qué habrían hecho con este argumento sus primos del otro lado del Atlántico). Es un chiste alargado con intérpretes correctos, F/X pobretones (los monstruos no son más que enormes bocas armadas de dientes y rodeadas de tentáculos), y alguna set piece divertida, como la borrachera general en el pub del pueblo para enfrentarse a los invasores. Olvidable al instante, ha de verse acompañada de un buen Glenrothes, por ejemplo, o un Macallan 18 años (tampoco conviene exagerar).