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FJKwak rating:
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5.5
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Action. Thriller
A "beekeeper" is a high-level undercover operative who is only called upon in extreme situations of national emergency. When retired agent Adam Clay (Jason Statham) returns to freelance action to exact revenge on an online fraud company, he uncovers a conspiracy at the highest levels of government, but Adam will stop at nothing and no one to try to get justice.
Language of the review:
- es
February 3, 2024
7 of 9 users found this review helpful
Cuando a uno le proponen ir al cine a ver una del tito Statham (sin ser yo especialmente fan ni de su cine ni de del cine palomitero en general) vas sin pretensiones, lees un poco el argumento y piensas: esto puede ser superépico o un desastre de dimensiones descomunales. Y no me equivocaba: eran las dos a la vez.
En este filme, Statham es un apicultor que vive alquilado junto a su vecina en una especie de habitáculo habilitado para él y sus cositas propiedad de la misma. Mientras se nos presenta al personaje, a la inocente y torpe vecina, que posee una cuenta de una fundación con muchos ceros, se le es bloqueado su ordenador con un virus que le secuestra el sistema operativo de repente (sin webs porno de por medio ni nada, o esa información previa al menos no nos la dan), obligándola a llamar a un número que promete que le dará la los pasos necesarios para desfacer tal entuerto, con tal mala fortuna de que le desvalijan la cuenta, haciéndole desde el teléfono todo el lío, desde un call center apestado de trabajadores codiciosos, ávidos de riqueza ajena. Cuando la señora se da cuenta del desfalco, le da un parraque como no puede ser de otra manera, mientras que nuestro aventurero apicultor está recogiendo con gesto taciturno (o de -para los menos leídos- poner cara de oler a caca fuertemente) y resignado, un tarrito de miel de la granja San Francisco para su vecina, de unas colmenas que tiene para tal efecto en un trocito de parcela en medio del campo.
Tras este inicio trepidante, se descubre que la señora fallece (y que tiene una hija en el FBI) y nuestro Jason Statham jura venganza hacia los causantes de que ésta doblara servilleta, sin haber abierto su tarrito de cristal con miel para hacer gárgaras añadiéndole un poquito de limón. A partir de aquí, se inician una sucesión de excepcionalmente coreografiadas escenas de hostias como panes (y su poquito de sadismo en ocasiones), en la ardua búsqueda de todos los delincuentes pertenecientes a todos los estratos de la organización montada para tal fin, todo ello provocado por la sed de venganza de no haber podido entregar su tarrito de miel a su desaparecida vecina y arrendataria. A todo lo anterior lo aderezamos con su ratito de explicarte analogías de una colmena, con todos los personajes implicados en la trama de la peli, todo muy solemne y muy serio; las abejas no son un tema baladí o merecedoras de escarnio. De postre, edulcoramos la película con intentos de frases épicas y un cierto humor negro, por boca de nuestro hercúleo protagonista y ya lo tenemos, el desbarajuste más divertido con guión más flojo que el de aquella mítica serie llamada "Los vigilantes de la playa". Cumple su cometido como película palomitera, no esperes diálogos shakespeareanos, da lo que esperas. Ni más ni menos.
Salí de la sala de cine con tal subidón de testosterona e incredulidad por lo que me había divertido (inesperadamente) con las virtudes y los defectos de esta cinta (que están casi a la par), que hubiera podido cubrir, allí mismo, a un ejército de sensuales féminas cual potro en su despertar sexual. ¡Qué despliegue, qué tortas, qué violencia!
En este filme, Statham es un apicultor que vive alquilado junto a su vecina en una especie de habitáculo habilitado para él y sus cositas propiedad de la misma. Mientras se nos presenta al personaje, a la inocente y torpe vecina, que posee una cuenta de una fundación con muchos ceros, se le es bloqueado su ordenador con un virus que le secuestra el sistema operativo de repente (sin webs porno de por medio ni nada, o esa información previa al menos no nos la dan), obligándola a llamar a un número que promete que le dará la los pasos necesarios para desfacer tal entuerto, con tal mala fortuna de que le desvalijan la cuenta, haciéndole desde el teléfono todo el lío, desde un call center apestado de trabajadores codiciosos, ávidos de riqueza ajena. Cuando la señora se da cuenta del desfalco, le da un parraque como no puede ser de otra manera, mientras que nuestro aventurero apicultor está recogiendo con gesto taciturno (o de -para los menos leídos- poner cara de oler a caca fuertemente) y resignado, un tarrito de miel de la granja San Francisco para su vecina, de unas colmenas que tiene para tal efecto en un trocito de parcela en medio del campo.
Tras este inicio trepidante, se descubre que la señora fallece (y que tiene una hija en el FBI) y nuestro Jason Statham jura venganza hacia los causantes de que ésta doblara servilleta, sin haber abierto su tarrito de cristal con miel para hacer gárgaras añadiéndole un poquito de limón. A partir de aquí, se inician una sucesión de excepcionalmente coreografiadas escenas de hostias como panes (y su poquito de sadismo en ocasiones), en la ardua búsqueda de todos los delincuentes pertenecientes a todos los estratos de la organización montada para tal fin, todo ello provocado por la sed de venganza de no haber podido entregar su tarrito de miel a su desaparecida vecina y arrendataria. A todo lo anterior lo aderezamos con su ratito de explicarte analogías de una colmena, con todos los personajes implicados en la trama de la peli, todo muy solemne y muy serio; las abejas no son un tema baladí o merecedoras de escarnio. De postre, edulcoramos la película con intentos de frases épicas y un cierto humor negro, por boca de nuestro hercúleo protagonista y ya lo tenemos, el desbarajuste más divertido con guión más flojo que el de aquella mítica serie llamada "Los vigilantes de la playa". Cumple su cometido como película palomitera, no esperes diálogos shakespeareanos, da lo que esperas. Ni más ni menos.
Salí de la sala de cine con tal subidón de testosterona e incredulidad por lo que me había divertido (inesperadamente) con las virtudes y los defectos de esta cinta (que están casi a la par), que hubiera podido cubrir, allí mismo, a un ejército de sensuales féminas cual potro en su despertar sexual. ¡Qué despliegue, qué tortas, qué violencia!
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
Advertencia: esta es una peli contraindicada para aquellos que se lo toman todo en serio, si no es imposible ver sus no pocas virtudes.
Es un desbarajuste delicioso, es absolutamente genial montar una espiral de violencia vengativa porque una abuela la ha liado gordísima transfiriendo, sin saber ella, todos los millonarios ahorros de una fundación a una corporación que te roba el dinero y luego se pega un tiro. Es también muy normal tener un vecino apicultor (con un rictus de tener menos sentido del humor que un ficus), al que le alquilas una especie de trastero para sus hobbies y vivir allí como un homeless. Es todo muy logico también que resulte que haya una unidad en la CIA -que se hacen llamar los Beekeepers- con estructura de colmena, con "abejas" obreras e incluso su "reina" y que, cuando te cansas de la presión de pertenecer a dicha unidad, tu mente hace asociaciones chungas (como que las abejas están relacionadas con la miel y que tú vas a estar mejor haciendo la tuya, mientras te guardas un walkie talkie de emergencia dentro de una de las colmenas, por si te tienen que localizar -por lo que sea- dónde están las sedes de la empresa, tus excompañeros que siguen trabajando en la CIA) para tener una vida más tranquila. Es absolutamente demencial que el malo de la peli y dueño de la empresa que está robando dinero a los yayos, sea un muchachico consentido vestido de Palomo Spain, con ínfulas de Steve Jobs maleducado, hijo de la presidenta de los E.E.U.U., que no llega aún a la treintena y que tiene dos bofetones en todo el hocico por no haberle quitado a tiempo la tontería en su etapa de infante. Es también increíble cómo engañaron -quiero decir, convencieron- a Jeremy Irons para el papel de ex esposo de la presidenta de USA, con ademanes de seductor trasnochado peinado a raya, con bata de guatiné y votante de ultraderecha (será que hacen falta cuartos y las mansiones con hipoteca a 5 años no se pagan solas).
Como si no me paran no termino, hago menciones especiales a algunos otros detalles:
-El doblaje del sicario de Europa del este. Es néctar.
-Que haya otra beekeeper enemiga en servicio activo con pelo azul y vestuario de los 80 para darle palos al protagonista y que grita "QUE TE JODAN" mientras se cree que aniquilará a nuestro nunca bien ponderado protagonista.
-Esa conversación de chat entre agentes de la CIA (o de los beekeepers, no recuerdo) donde el texto rezaba algo así como "Qué divertido muy gracioso LOL". Cito casi literal.
-La constante comparación y explicación del argumento con continuas referencias a una colmena de forma divertidamente ridícula.
-El sempiterno rictus de "la vida me debe dinero" de Statham en todos los planos. Incluso cuando no está soltando guantazos a diestra y siniestra.
-La sensación de que quieren tratar de hacer algo serio, aunque saben que se flipan mucho con muchas cosas que saben que acabarán consiguiendo el efecto contrario: hacer reír.
-Que dejen manejar una cuenta de 2M de dólares una señora que no sabe ni instalar un programa en su ordenador. Poco nos pasa. Mi madre hubiera dicho que ella no había tocado nada, que de repente se había quedado su cuenta a cero; para ella su software ransomware es la mujer de acento latino que le llama de un número desconocido pidiéndole las últimas cifras de su dni y su cuenta bancaria.
Es un desbarajuste delicioso, es absolutamente genial montar una espiral de violencia vengativa porque una abuela la ha liado gordísima transfiriendo, sin saber ella, todos los millonarios ahorros de una fundación a una corporación que te roba el dinero y luego se pega un tiro. Es también muy normal tener un vecino apicultor (con un rictus de tener menos sentido del humor que un ficus), al que le alquilas una especie de trastero para sus hobbies y vivir allí como un homeless. Es todo muy logico también que resulte que haya una unidad en la CIA -que se hacen llamar los Beekeepers- con estructura de colmena, con "abejas" obreras e incluso su "reina" y que, cuando te cansas de la presión de pertenecer a dicha unidad, tu mente hace asociaciones chungas (como que las abejas están relacionadas con la miel y que tú vas a estar mejor haciendo la tuya, mientras te guardas un walkie talkie de emergencia dentro de una de las colmenas, por si te tienen que localizar -por lo que sea- dónde están las sedes de la empresa, tus excompañeros que siguen trabajando en la CIA) para tener una vida más tranquila. Es absolutamente demencial que el malo de la peli y dueño de la empresa que está robando dinero a los yayos, sea un muchachico consentido vestido de Palomo Spain, con ínfulas de Steve Jobs maleducado, hijo de la presidenta de los E.E.U.U., que no llega aún a la treintena y que tiene dos bofetones en todo el hocico por no haberle quitado a tiempo la tontería en su etapa de infante. Es también increíble cómo engañaron -quiero decir, convencieron- a Jeremy Irons para el papel de ex esposo de la presidenta de USA, con ademanes de seductor trasnochado peinado a raya, con bata de guatiné y votante de ultraderecha (será que hacen falta cuartos y las mansiones con hipoteca a 5 años no se pagan solas).
Como si no me paran no termino, hago menciones especiales a algunos otros detalles:
-El doblaje del sicario de Europa del este. Es néctar.
-Que haya otra beekeeper enemiga en servicio activo con pelo azul y vestuario de los 80 para darle palos al protagonista y que grita "QUE TE JODAN" mientras se cree que aniquilará a nuestro nunca bien ponderado protagonista.
-Esa conversación de chat entre agentes de la CIA (o de los beekeepers, no recuerdo) donde el texto rezaba algo así como "Qué divertido muy gracioso LOL". Cito casi literal.
-La constante comparación y explicación del argumento con continuas referencias a una colmena de forma divertidamente ridícula.
-El sempiterno rictus de "la vida me debe dinero" de Statham en todos los planos. Incluso cuando no está soltando guantazos a diestra y siniestra.
-La sensación de que quieren tratar de hacer algo serio, aunque saben que se flipan mucho con muchas cosas que saben que acabarán consiguiendo el efecto contrario: hacer reír.
-Que dejen manejar una cuenta de 2M de dólares una señora que no sabe ni instalar un programa en su ordenador. Poco nos pasa. Mi madre hubiera dicho que ella no había tocado nada, que de repente se había quedado su cuenta a cero; para ella su software ransomware es la mujer de acento latino que le llama de un número desconocido pidiéndole las últimas cifras de su dni y su cuenta bancaria.