Muchos méritos tiene esta primera película de un director con capacidad para crear el terror donde todos menos uno son personas monstruosas, por pasiva o por activa. Doble mérito porque la banda sonora hace todo lo posible por romper la atmósfera que el realizador impone. Pero aún así tantas y tan impactantes cosas suceden a lo largo de hora y media que parece de más de dos horas: personajes y situaciones crecen en espiral con capacidad de sorpresa y excelente resultado final, coherente y a la vez semiabierto y al mismo tiempo de los que te dejan angustiado de vivir en una sociedad donde su sistema de seguridad es un círculo vicioso de todos contra todos, gobernados por unas autoridades que también aterrrorizan.

La autora del guión (excelente) es a su vez quien escribió el cuento en que se basa la película, me gustaría leer más cosas, conocer más y lo intentaré por Internet, pues parece conocer muy bien ese mundo del que el cine ha hablado muy poco, pero que en la realidad de Latinoamérica es muy corriente, con Zonas sin la menos conexión con el resto de la población, auténticos centros comerciales con salida directa a la playa donde todos tienen terror de tocar las calles donde cualquier desgraciado sería capaz de matar por una sortija.