Por mucho que me chillen y e intenten hacerme callar los devotos de Kubrick, aprovecho que aquí estamos solos para deciros que éste es el mejor, el más completo de todos los filmes de este impostor considerado un maestro del cine. Y si aquí se mete a fondo y saca adelante una gran película de aventuras, un gran guión de Dalton Trumbo basado en una extraordinaria novela de Howard Fast, es porque el productor estrella era, nada más ni nada menos que el héroe de la película, Kirk Douglas, quien le estuvo tocando mucho las narices a Kubrick, a tal punto que éste no reconocía la película como propia.

Pero no tiene desperdicio. El reparto es un milagro que sólo en aquellos años USA se podía permitir: cómo brillan estilos tan diversos en una armonía siempre impactante y emotiva.

En la versión última de dvd está la célebre escena censurada en los cines en la que se sugiere moderadamente lo que en la novela era explícito: el machote romano alternaba mujeres con guapos muchachos, preferentemente de exquisita cultura. Así era entonces, cuando la bisexualidad de los hombres estaba bien vista y estos patricios eran capaces de ir de una alcoba a otra con la misma elegancia y virilidad, sin necesidad de esconderse de nadie.

Volviendo a Spartacus, hay muchas secuencias espléndidas, pero sobre todo me sigue enamorando la de los primeros encuentros entre el salvaje esclavo y la esclava delicada: cómo se observan, con qué timidez se adivinan, con qué entusiasmo se querrían unidos para siempre...

Todo el reparto está al servicio de una gran producción con lucimiento de cada uno en su breve o extenso papel, y entre todos, Douglas-Olivier en un duelo sensacional, y todo gracias a que supieron poner en su sitio al director para que se deje de tonterías y dirija, que es lo suyo, al pleno servicio de los actores y no de sus vagorosas elucubraciones.

Vale, me paso un poco, también tiene películas buenas como Senderos de gloria ... pero El resplandor o La chaqueta metálica..., todas en fin, sólo tienen partes rescatables, al final termina haciendo de las suyas a espaldas de guionistas y reparto, al puro servicio de su ego, lamentablemente alimentado por una pléyade de amantísimos amigos. Menos mal que Inteligencia Artificial quedó en manos de Spielberg, quien hizo una gran melodrama que SK hubiera convertido vaya a saberse en qué soporífero invento.