Primera temporada:
Si ya en "Héroes" una parte de la trama iba sobre las interrelaciones que existen entre personajes que aparentemente no tienen nada que ver, aquí Tim Kring se ha marcado una nueva serie basada en esa idea.
Todas las personas estamos interrelacionadas en una gran red que responde a patrones matemáticos, y algunas personas son capaces de ver esos patrones y predecir cosas para resolver problemas. El hijo del protagonista es uno de ellos.
Cada episodio consiste en descubrir lo que significan los números para resolver algún problema, de lo que se encarga Kiefer Sutherland en un papel bastante alejado de "24".
La serie está bien, aunque como ya ocurría en "Héroes" a veces se decanta demasiado por los temas sentimentales en lugar de ofrecer un argumento con más emoción o intriga (que también la hay). No llega a enganchar tanto como otras, pero tiene su gracia y se puede ver.
Segunda temporada:
La serie deja de ser tan procedimental como la anterior. Se centra mucho más en la trama principal, con conspiraciones, asesinatos, misterio e incluso religión. Sutherland nos recuerda un poco más a Jack Bauer (salvando mucho las distancias), y en general está más interesante que la primera temporada. Genera más ganas de ver el siguiente capítulo. Desgraciadamente, la audiencia ya se cansó antes y no se pudo continuar, aunque en ocasiones no sea nada bueno que una serie se eternice más de la cuenta.
Al menos el final es cerrado, pues la cancelación no fue improvisada.
Le daría un 6 a la primera temporada y un 7 a la segunda.
Por cierto, que el niño desespera. A veces dan ganas de zarandearle para ver si dice algo.