Con las sensaciones que me ha dejado esta película, tengo que enfocar la crítica en el hecho esencial de que hayan querido dividir la adaptación de la novela en dos partes.
Hacer eso es un arma de doble filo. Por un lado, se garantiza la máxima fidelidad posible en la narración, al disponer de mucho más tiempo. De esta forma no se queda nada en el tintero, y se contenta a todos los fans de los libros de Suzanne Collins. En el lado negativo, desde el punto de vista cinematográfico, se cae en el fallo de contar la historia con demasiada parsimonia, y ralentizar demasiado el ritmo, de manera que todo es más tranquilo, lento, y quizás hasta aburrido en ciertas partes.
Esto es importante, pues no es lo mismo el lenguaje literario que el del cine, y lo que funciona en negro sobre blanco no tiene por qué quedar igual de bien en una sesión audiovisual de un par de horas.
Creo que, en el caso de estos juegos del hambre, la tercera parte les ha quedado muy coja. Y el caso es que todos sabemos que se va a quedar a medias y el final nos deja con la cara partida a la espera de la conclusión. Pero el hecho de saber eso no quita que a esta entrega le falte algo verdaderamente clave: acción y ritmo.
Si en las dos primeras empezábamos con ciencia ficción, crítica social y la tensión que precedía a los juegos, para acabar con toda la emoción y acción de la contienda, aquí no pasa eso.
La revolución está comenzando, y promete una épica de batalla que no termina de llegar, precisamente porque se queda para la siguiente entrega.
Ese es su fallo, la permanente sensación de que es un prólogo y de que van a pasar muchas cosas, quedando el resultado un poco a medias.
Por otro lado, y como digo, los fans de los libros estarán encantados.
Obviando esa escasez de acción, que no me ha gustado, tenemos una historia de gran fuerza dramática, con una Jennifer Lawrence tan excepcional como siempre. En algunos momentos concretos, está de Óscar.
La puesta en escena y dirección están tan bien como en la segunda parte, superando ese movimiento de cámara espasmódico que había en la primera.
La crítica social sigue bien presente y es muy obvia.
La banda sonora de James Newton Howard cumple con creces.
En el fondo, se puede resumir fácilmente en que es una película de los juegos del hambre, pero sin juegos, quedando todo en suspenso hasta ver la esperada guerra contra el Capitolio, que aquí solo se queda en alguna escaramuza que nos deja con ganas de más. En conclusión, es la más floja de la saga, a falta de ver la última.