Unos largos y sosos créditos sobre un fondo negro ya nos ponen sobre aviso de que no va a estar muy bien.
A pesar de contar con la presencia de Banderas y Connelly, ni siquiera ellos consiguen salvar este desastre, que resulta el claro ejemplo de tener base para una buena película, y meter la pata contándola tan mal que parece mentira.
La dirección deja bastante que desear, con una lentitud a la que pueden adelantar los caracoles, efectos especiales nulos (cuando van en la moto se nota que lo de detrás es un fondo), y una puesta en escena y decorados realmente cutres.
Está muy mal ambientada, y ni de lejos consigue transmitir la sensación de opresión y el drama de los desaparecidos en la dictadura chilena. No tiene ningún momento que consiga emocionar, sino más bien al contrario. La escena de la poseída que con sus "superpoderes" lanza a un soldado volando por los aires, ya basta para cargarse la presunta seriedad del film.
Y para terminar, podrían haber salvado los platos si la huida de los protagonistas hubiera sido más peligrosa o tuviera el más mínimo interés, pero ni eso han sabido hacer. Parece que están de paseo, con esos disfraces de tienda de chinos que sin embargo logran burlar a los guardias. Tiene tela la cosa.