Si hay un problema que comparten muchas series hoy en día, es la tendencia a alargarlas innecesariamente.

Si estamos hablando de 'docuseries' de Netflix sobre crímenes reales, esto ya se convierte en poco menos que obligatorio.

Supongo que tendrá que ver con tener que cumplir con ciertos estándares, con algo así como una plantilla que impondrá la plataforma.

Este "La casa de los secretos" es uno de los casos más sangrantes. Y es que se podría (y debería) haber resumido todo lo que se cuenta en dos capítulos o, mucho mejor, en una única película documental.

Pero no se hizo y el primer capítulo es de lo más reiterativo que puedas imaginarte. Ejemplo:

Se entrevista a un vecino de la familia que apareció muerta y dice "No me lo podía creer, once personas muertas, no podía estar pasando" y unos veinte minutos más tarde, se entrevista a otro vecino que declara "Me lo dijeron, pero era increíble, hasta que no lo vi por mis propios ojos, no lo podía creer", y a los diez minutos aparece un tercer vecino que repite más o menos lo mismo que los anteriores.

Después pasamos a las entrevistas de unos parientes, de un policía, de otro policía, de un reportero, de otro reportero que declaran, una y otra vez... exactamente lo mismo.

Por no hablar de una "hipnoterapeuta", que de nada conocía a la familia, y que opina por opinar.

Una vez se supera este primer capítulo, la serie, poco a poco, va avanzando y hasta adquiere cierto ritmo; te das cuenta entonces que podría haber sido una gran película documental, si se hubiera conseguido eliminar todo lo que está repetido y la multitud de puntos de vista que, en realidad, no aportan apenas.

El caso, sin embargo, es tan sumamente sorprendente, que consigue que no abandones la serie, no tanto por la calidad de esta sino por conocer el desenlace.

Aunque hubiera habido otras maneras de contar la historia y, la mayoría, mejores.