Basada en una historia real, 'The Straight Story' es, para mí (obviamente quedándome mucho cine por ver) la historia más emotiva de cuantas he visto en pantalla.

David Lynch dirige en esta ocasión una película que no se parece en nada a sus archiconocidas 'Mulholland Drive' o 'Carretera perdida'. Aquí se ve al Lynch más humano, al más artístico de cuantos hemos visto. Si bien es cierto que el director siempre imprime a sus obras una belleza mágica, también lo es que pasa casi desapercibida por sus apabullantes tramas enloquecedoras. Aquí, se luce de una manera espectacular. Pero el mérito de Lynch no es ese, que también. El mérito de Lynch es encontrar una conexión directa entre la pantalla y el espectador, y contarle la historia más sencilla del mundo de la forma más hermosa que se haya visto. La película al completo es una silenciosa noche de verano o un paseo por la playa; es la sensación que cada uno atribuye a una cosa, y el mérito de Lynch es que todos la sintamos durante casi dos horas sentados frente al televisor. El magnetismo de la película es irresistible y la banda sonora está perfectamente seleccionada y metida siempre justo a tiempo, sin adelantarse ni retrasarse ni un solo segundo.

Richard Farnsworh, es, para mi gusto, uno de los actores menos valorados de toda la historia del cine. Eterno y solvente secundario y especialista, tal vez su último papel en el cine fuera el de mayor importancia. Su manera de interpretar a 'Alvin Straight' debería estudiarse en todas las academias. Ese año compitió por el Oscar con uno de los mayores gigantes del cine, como es Kevin Spacey (por 'American Beauty'), que realiza un papel soberano, como siempre. Sin embargo, la interpretación de Farnsworth está a años luz. La compleja simplicidad de su personaje, envuelto en hojas de diferentes colores, se torna evidente en cada una de las charlas que tiene con aquellos con quienes se encuentra en su viaje. Su papel es todo lo complicado que lo hacen los detalles, y cada milésima de segundo, Farnsworth está incluso por encima. Si a Farnsworth le sumamos la antológica actuación de Sissy Spacek con esas miradas y esa expresión corporal, solo podemos esperar, con todo lo que ya de por sí es la película, que el resultado sea legendario.

Resumiendo, que es gerundio: 'The Straight Story' es una película tierna, amable y dura al mismo tiempo, reflexiva, llena de esperanza y sobretodo es una obra formada a partir de pequeños detalles que acaban construyendo una gigantesca película a la que probablemente el tiempo pondrá en su lugar: el olimpo de las obras maestras.