Segunda película del hombre murciélago en manos de Tim Burton y con Michael Keaton como protagonista que se centra en otro de los villanos míticos del héroe de DC: el pingüino. Similar en forma a la primera, es mejor en contenido pero más floja en resultado.

Tim Burton vuelve a utilizar las mismas armas que en la película anterior para construir una Gotham City autenticamente soberbia, haciendo gala del marcado estilo gótico que tanto ha caracterizado su carrer y utilizándolo en favor de una película que saca mucho provecho de ello. Burton, además, tiene a su disposición un guion que tiene más cosas que contar que el de la primera, ya que aparecen varios personajes importantes con motivaciones propias que hacen más compleja la historia y obligan al director a no dejar a ninguno de lado. Hasta ahí todo bien, pero Burton se equivoca y mucho con escenas efectistas, haciendo planos cortos a los personajes en escenas cumbre para que éstos suelten alguna frase patética que más que contribuír a que el espectador se acerque a la acción, lo que hace es alejarlo de la película a empujones. Además, Burton presenta bien a El Pingüino, pero deja que éste vaya perdiendo interés al verse desbordado por la mencionada multitud de personajes. Como he dicho antes, se ve obligado a no dejar apartado a ninguno de ellos y lo que consigue al final son retratos desdibujados de todos, sin llegar a hacer atractivo a ninguno.

Michael Keaton repite y mejora un poco. En Batman vuelve, Keaton se atreve incluso a sonreír y parece mostrar alegría y pena en algunos momentos, aunque tampoco es que el hombre deslumbe. Danny DeVito está soberbio. Si a su impresionante interpretación le sumamos una caracterización y un maquillaje muy cuidados, nos sale un Pingüino ciertamente destacable. Michelle Pfeiffer, femme fatale donde las haya, está muy flojita. Tiene que resultar sexy y peligrosamente adictiva y, en lugar de eso, consigue llevar al espectador a un estado de hastío que nos hace querer perderla de vista pese a que lo único que hace es, precisamente, dar regalos a nuestros ojos. El siempre soberbio Christopher Walken está tan correcto como siempre, aunque no tiene mucho que hacer con un personaje tremendamente lineal y unidimensional.

Resumiendo, que es gerundio: Batman vuelve es un entretenimiento que no defrauda en el sentido comercial, además de ser, como la primera, un ejemplo de buen diseño de producción. Sin embargo, es un capítulo demasiado largo para lo que cuenta y demasiado corto para lo que debería contar.