El último hombre sobre la tierra es la primera adaptación al cine (creo) de la novela de Richard Matheson. A diferencia de la última (Soy leyenda, con Will Smth), esta es bastante fiel a la novela.

Sidney Salkow y Ubaldo Ragona dirigen un ejercicio basados en la psicosis del personaje que aprovecha los exteriores de manera fantástica. Aunque por momentos se antoja aburrida, la película incide una y otra vez en la mente de su protagonista, aprovechando esa baza a la perfección. La iluminación interior es un punto atractivo, con evidentes contrastes que reflejan el desarrollo de la historia. El guión está bien estructurado, y, los que hayan visto Soy leyenda, agradecerán encontrar aquí los detalles que se omiten en la otra en su búsqueda de hacer una película más moderna (nada reprochable). El mayor probelma de la película llega cuando deja de sugerir y comienza a dar obviedades, con lo que parte de su encanto y su aroma se pierden.

Vincent Price está solo. Eso no es un problema, en general. Price es un actor que da la impresión siempre de estar sobre un escenario en un teatro. Podría decirse que sobreactúa, pero aquí eso ayuda dada la evolución que sufre el personaje. Giacomo Rossi-Stewart aporta fuerza en las escenas que protagoniza, que son un par. Franca Bettoia está muy bien como personaje de apoyo, pero nada más. Emma Danieli fantástica: : dulce cuando debe serlo y aterradora cuando su personaje se presenta de verdad.

Resumiendo, que es gerundio: interesantísima película en la que el guión supera a la dirección, ya que aporta mucho más. El desarrollo se valora más a ratos por lo que no se ve que por lo que sí. Vincent Price devora la película en solitario. Si alguien pudiera fusionar El último hombre sobre la tierra y Soy leyenda sacando lo mejor de cada una, tendríamos, posiblemente, una obra maestra.