El pianista es una de esas películas que te dejan sin aliento, que te hacen sentir el horror y la esperanza de la historia que cuentan. Basada en las memorias del músico polaco Wladyslaw Szpilman, narra su supervivencia al Holocausto y a la ocupación nazi de Varsovia durante la Segunda Guerra Mundial. El filme nos muestra cómo Szpilman, un brillante pianista judío, consigue escapar de la deportación gracias a la ayuda de algunos amigos, pero tiene que vivir escondido y aislado durante años, enfrentándose a constantes peligros y privaciones.

Es un retrato magistral de la barbarie y la resistencia humana, que no escatima en mostrar las atrocidades que sufrieron los judíos en el gueto de Varsovia y en los campos de concentración. Polanski, que también vivió el Holocausto en su infancia, logra transmitir con crudeza y realismo el sufrimiento y el miedo de los protagonistas, pero también su dignidad y su voluntad de vivir. La dirección es impecable, con una fotografía y una banda sonora que acompañan perfectamente el tono sombrío y emotivo de la historia.

Adrien Brody realiza una interpretación soberbia, que le valió el Oscar al mejor actor, convirtiéndose en el actor más joven en recibirlo. Brody se mete en la piel de Szpilman con una entrega total, que le hizo perder 13 kilos para el papel. Su actuación es conmovedora, expresiva y sutil, capaz de transmitir con una mirada o un gesto todo lo que su personaje siente y piensa. Brody está acompañado por un reparto de secundarios de lujo, como Thomas Kretschmann, Frank Finlay o Maureen Lipman, que dan vida a personajes memorables.

El pianista es una película imprescindible, que nos habla del poder del arte, del amor y de la esperanza en medio del horror. Una obra maestra del cine que nos hace reflexionar sobre la condición humana y sobre la historia reciente de Europa. Una película que no deja indiferente a nadie y que merece ser vista y recordada.