Esta película está rodada en 1999, es decir, casi en el siglo XXI. Pero toda ella rezuma el olorcillo de las películas españolas de los años ochenta del siglo pasado.

La historia pudiera ser válida, las actuaciones son buenas, la fotografía tiene cierto encanto... Pero el ritmo es lento, las anécdotas secundarias no vienen a cuento, las cancioncillas leitmotiv resultan innecesarias, las escenas nostálgicas parecen ya vistas con anterioridad...

Esta película nació con veinte años de retraso y por eso se hace un tanto aburrida.