La tercera entrega de American Pie es, como todas las de la saga, odiada por muchos y adorada por otros tantos. Yo, desde luego, me encuentro en el segundo grupo, ya que en lugar de reprochar comportamientos clara y evidentemente sexistas y maleducados, intento disfrutar y reírme con los buenos momentos (que son muchos, la verdad) de diversión que nos ofrece este tipo de películas.

Entrando en materia y centrándome en "American Pie ¡Menuda boda!" diré que me ha parecido realmente entretenida, posiblemente más que la primera y la segunda, y que ofrece gags realmente desternillantes (comentados en el spoiler). Como en las demás, veremos escenas de sexo o, al menos, bastante subidas de tono, y demás bobadas clásicas de American Pie, que no por ser frecuentes dejan de tener su gracia.

En lo referente a los actores, Seann William Scott (Stifler) es el más destacado, ya que regala al espectador (al que le guste, por supuesto) escenas de lo más tronchantes, ya sea soltando palabras de las suyas o simplemente con alguno de sus movimientos característicos (los fans de la saga saben de qué estoy hablando).

Como decía anteriormente, la trama es muy amena y divertida pero, como es evidente, que nadie espere un guión de caerse para atrás... bueno, sí, pero de caerse para atrás de las bobadas por minuto que encontraremos. La música concuerda de igual manera con el formato de la cinta y, en realidad, con la de cualquier comedia romántica. Es, sobre todo, alegre.