Dos grandes que dotan con sus experiencias a personajes marcados por el arte y la cárcel para dejar libertad a la improvisación con el objetivo de divertir y cargar de nostalgia en un encuentro para cogerse una buena juerga aunque estén hechos una mierda y de dramatismo mediante diálogos sobre tiempos mejores y errores sin solución aparente, una feliz condicional para exhibirse con diferentes resultados en cuanto a gracia, sobre todo porque lo que se escribió para realizar la película parece escaso y porque viene a carecer totalmente de chispa.

Se basa en el dilema de entregar el paquete pero se desenvuelve en la ridícula decadencia que atraviesan, buscando el estímulo en esnifar medicamentos para el glaucoma y la tensión, y en una sobredosis de sildenafilo, pero es evidente que el contenido es plano y muy vacío, con lo que sólo queda la capacidad para transmitir sentimientos y una estupenda música, de hecho, en el propósito de "gamberrear" tampoco es explícita más allá de la supererección y sacar la sangre vieja.

Se les ocurre transformar la venganza en accidente para moldear el pasado ilícito y demostrar que es un tio legal y luego queda la negociación con su mejor amigo reservada para un final a medias entre lo típico y lo artístico, añaden un tercer dinosaurio para reincidir y extender hablando de pollas y encima aparece la sorpresa en el maletero en una secuencia que no viene a aportar nada ni a unir bandas ni nada de nada, no saben enmendar la situación sino repartir leña, no hay consecuencias salvo el detalle de la camarera, de resto, degenerados impartiendo justicia que buscan la fuerza del alma en el amanecer de amaneceres, un tiroteo y muchos cuadros, lo dicho, a mitad de camino entre lo típico y el arte.