Como norma general un musical debe buscar la felicidad mediante canciones alegres, y "Cantando bajo la lluvia" es un referente, su música no es única pero se mezcla con la vida de los actores y el producto final sí que lo es, la dignidad como único camino al éxito, un sarcasmo popular y un sutil homenaje, la película es refinada y cordial, el mediatismo del cine y sus casos curiosos, es exéntrica en cada escenario y cada mímica, es llamativa y colorida, repasa la vida en los estudios y las etapas del cine y hace reír en su conflicto y en el corazón de los personajes.

Es un homenaje que no supone tal melancolía y que se basa en un romance mediocre al más puro estilo Disney, pero propone una genial fusión de baile y canto, no agota a pesar de no gustar el género y pone en apuros a la industria con la llegada del cine sonoro y de la incopetencia y la voz de la actriz, también introduce cantidades equivalentes de improvisación y digamos "tintes infantiles", llega a tocar sin mucho dramatismo las adversidades y el fracaso para otorgar la oportunidad de convertirla en musical, musical dentro de musical que introduce un musical de la melodía de Broadway que no venía al cuento, aunque parece que era práctica habitual con tal de bailar el charlestón y expresar todo el arte que lleva dentro, por lo que se puede decir que no era necesario pero sí efectivo como el chantaje final, contratos y aplausos, éxitos y discursos, del todo a la nada al correr un telón.