Que Ron Howard es un director que no suele arriesgar mucho y suele ser bastante correcto a la hora de dirigir una película es cierto. Sabemos que, sea el tema que sea, nos va a regalar una película bien dirigida y con el mínimo de interés. Y éso es lo que nos ha traído, ni más ni menos, con "En el corazón del mar". Interesante y muy entretenido trabajo el que Howard nos trae aquí, basada en hechos reales, lo que la hace aún más merecedora de atención y muy bien realizada. Para los que amamos el mar, como es mi caso, es un placer ver y disfrutar de la visión de todo ese océano de agua como un desierto, el Pacífico, y de esas antiguas embarcaciones en las que los marineros se embarcaban en el siglo XIX y se iban sin saber cuándo volverían a ver a sus familias, la mayor parte de las veces tras dos o tres años en alta mar. Cómo describen aquí los monstruos que habitan el fondo del mar, cuando los verdaderos monstruos somos nosotros, los humanos, que vamos a destruir el hábitat y la tranquilidad de estas especies que están en nuestro planeta mucho antes que nosotros. Cómo la codicia por conseguir el desgraciadamente codiciado aceite de ballena llevaba a estos hombres a arriesgar sus vidas en los confines del planeta. Maravillosa banda sonora del compositor español Roque Baños y muy buena interpretación de todos y cada uno de sus actores, empezando por el guapísimo Chris Hemsworth, quién ya me sorprendió muy gratamente en "Thor" y aquí me confirma que es mucho más que un físico impresionante, con un personaje que le viene como anillo al dedo. Siguiendo con un desconocido Benjamin Walker con una actuación muy correcta, y un joven Tom Holland con un brillante futuro en el cine por delante. Seguimos con el cara a cara del inglés Ben Winshaw y el irlandés Brendan Gleeson, muy bien llevado por ambos, y las pequeñas actuaciones de la irlandesa Michelle Fairley y la mujer del actor Tom Hardy, Charlotte Riley. Pequeña y correcta aparición de nuestro Jordi Mollá y correcta actuación del hijo del actor Stephen Dillane, un guapo Frank Dillane y, cómo no, la buena actuación de un actor que nunca defrauda como es el discreto Cillian Murphy. Todos y cada uno de ellos hacen que esta película esté francamente bien, dos horas que se pasan volando. Muy recomendable.
Un saludo,
Tess
"Nos dirigíamos al filo de la cordura... como si fuéramos aberraciones, fantasmas. La confianza dio paso a la duda. La esperanza a la superstición".